La tablet que acompañó un mandato y el alfiler talismán

Acompañados ambos por sus asesores de campaña -Próspero Morán y María Mitre en el caso del rector, y Humberto Solla y Judith Santamarta, en el del catedrático de Derecho-, afrontaron entre bromas cordiales una breve sesión de fotos: de frente, de perfil, mostrando los pines de las solapas de sus trajes (García Granda llevaba el de la Universidad y la Agenda 2030, Villaverde solo este último), saludándose con el codo... Vestidos ambos con traje oscuro, de cuadros el de García Granda y liso el de Villaverde, las diferencias estaban en los detalles. Villaverde, que se reconoce «maniático y un poco supersticioso» y que entiende el buen vestir como una expresión de respeto hacia el otro, lucía en su corbata azul marino un alfiler de plata con una silueta de gato, herencia de su abuelo Julio, que es también un talismán y que ha portado en los momentos más importantes de su vida. Llevaba consigo su programa -marcado con 'post its'-, así como una abultada agenda de papel.

García Granda, por su parte, eligió una corbata rosa que ha lucido en numerosas intervenciones públicas y una mascarilla institucional. En sus manos, su inseparable iPad blanco, que utiliza para leer discursos y que ayer le sirvió para repasar sus notas antes de comenzar el debate. Se sortearon tanto los sitios como los turnos de intervención: García Granda a la izquierda y Villaverde, a la derecha. El candidato sacó la bola que le concedía el primer turno.

Ambos participantes debatieron con gran educación y respeto, sin por ello dejar de acentuar, tanto en el uso de la palabra como en el lenguaje corporal, sus diferencias. Más incisivo y vehemente el candidato, que gesticulaba abundantemente, más moderado, amable y argumentativo el rector, que revisaba su tablet. Mañana se sabrá a quién prefiere la comunidad universitaria.

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