«La del rector Alas es la historia de la atrocidad de aquella guerra»

A Leopoldo Alas Argüelles, jurista y profesor, más conocido como el rector Alas de la Universidad de Oviedo, lo detuvieron a la altura del número 8 de la calle Altamirano las tropas franquistas a los pocos días del alzamiento militar contra el Gobierno de la II República. Casi un año después, el 20 de febrero, lo fusilaron. No fue lo único que hicieron con él tras un proceso judicial -acabaría siendo objeto de hasta cinco causas- «teatralizado», y «vengativo» que más bien fue una «parodia», tal y como aseguró ayer su nieto, el catedrático Leopoldo Tolivar. También trataron de borrar su nombre de la Historia y de la propia Universidad. No obstante, su recuerdo sigue vivo y buena cuenta de ello dieron los varios centenares de personas que colmaron ayer el Edificio Histórico para conmemorar el 85 aniversario de su muerte.

Una jornada organizada por los colectivos sociales La Ciudadana, Las 13 Rosas, Famyr, la Asociación Cultural Lázaro Cárdenas, El Llavaderu, Amigos de Mieres y la Sociedad Cultural Gijonesa que comenzó en el Paraninfo con una visita por las estancias de la Universidad de la Revolución a manos de la profesora de Historia Contemporánea, Carmen García, y que culminó en el Aula Magna. Allí, Tolivar rememoró a su abuelo con vehemencia y quiso borrar ese relato histórico que habla de su fusilamiento como una acción fruto de las «tensiones» del cerco a la ciudad. «No fue un momento de tensión, sino algo premeditado y el silencio que vino después fue tremendo». Tanto, lamentó, «que yo estudié la carrera de Derecho sin oír hablar de mi abuelo», padre de la Constitución del 31, cabeza de leyes como la del Divorcio del 32 o «responsable, en parte», bromeó el catedrático, de los Jesuitas.

También un acto cargado de banderas republicanas y rostros de la izquierda autonómica y local, en el que el nieto del rector y biznieto del mismo 'Clarín' aprovechó para recordar la petición que le realizó en su día al Principado de colocar una placa en la Junta General en memoria de los fusilados. Y es que, sostuvo, «de allí iban directamente al paredón».

Junto a él, el rector, Ignacio Villaverde, quien cedió la presidencia del acto a los organizadores, glosó la historia del rector Alas como «la de la expresión de la atrocidad de aquella guerra y de aquellos que pensaron que venciendo convencían». Una historia «trágica», sostuvo, pero que «tenemos que poner en valor para inspirar a nuestra Universidad». Porque «la agresión más brutal al ser humano es condenarlo a la muerte física y civil por lo que piensa y lo que dice».

Algo que el profesor Francisco Erice acuñó, a su vez, como «el viejo discurso de la España contra la anti España, que hoy en día ha comenzado a reverdecer como si la historia se repitiera». Y así, sentenció, «85 años después estamos orgullosos de su ejemplo».

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