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Uno conocía Oviedo a través de la obra cumbre de Leopoldo Alas Clarín, pero nunca había pisado la capital asturiana. El otro descubrió la región hace apenas una década, desde su puesto como máximo responsable mundial del área de I+D de ArcelorMittal y hoy se declara un entusiasta del paisaje, paisaje, gastronomía y cultura de la región. Desde hoy, a ambos, el historiador inglés Peter Burke y el ingeniero ruso Gregory Ludkovsky, les une el reconocimiento como doctoresHonoris Causa de la Universidad Oviedo. En un acto solemne celebrado en la biblioteca del Edificio Histórico, ante cerca de 200 invitados, el rector, Santiago García Granda, se ha mostrado satisfecho por integrar en el claustro de la Universidad a dos «maestros excelentes», dos polímatas que «representan la gran esperanza de nuestros jóvenes investigadores y estudiantes que ven en sabios como los hoy laureados una posibilidad para formarse personal y profesionalmente de cara disfrutar de una vida digna y fructífera». De ellos, de sus trayectorias, trabajo y energía, espera el rector que sean «ejemplo» para toda la comunidad universitaria.
A los méritos científicos, profesionales y humanos de Gregory Ludkovsky, el otro Honoris Causa, actual vicepresidente de ArcelorMittal desde 2007 y máximo responsable de su departamento de innovación y desarrollo a nivel mundial, se refirió en su presentación su padrino, el catedrático de Proyectos de Ingeniería Francisco Ortega. «Es un líder natural que genera su alrededor grupos de altas capacidades que alcanzan objetivos arriesgados porque creen en la causa y se sienten respaldados». Pero también «una persona afable, humilde y generosa», le definió. Nacido en la Unión Soviética, cuenta Ludkovsky que la contemplacion de la aurora boreal fue el destello que despertó su curiosidad y le hizo dirigir sus pasos hacia la investigación. Hace cuatro décadas que se instaló en los Estados Unidos. Lo hizo «por la libertad de alcanzar mi propio potencial y dar la misma oportunidad a mi hijo», ha explicado esta mañana. En su país de adopción ha desarrollado el grueso de su carrera profesional, trabajando en diversas empresas y desarrollando trabajos que han dado lugar a dos docenas de patentes y numerosas publicaciones en el campo de los procesos y productos de acero.
A lo largo de su discurso, Ludkovsky se ha referido en varias ocasiones al centro de investigación de ArcelorMittal en Asturias, en todas ellas para destacar la valía de los más de 300 investigadores con los que cuenta el gigante del acero en la región y la importancia del trabajo que se desarrolla en estas instalaciones. En concreto, el 70 por ciento de los investigadores que trabajan en el centro de I+D de Arcelor en Asturias han sido alumnos de la Universidad de Oviedo. «La gente al mando de este laboratorio era y es extraordinariamente brillante, con talento», ha dicho dando valor al hecho de que el centro de I+D de la compañía en la región despegó precisamente durante los años de la crisis económica. «Asturias florece porque, al tener que arriesgarse una y otra vez aprendía de los errores, sin desanimarse nunca por ellos».
No dejó de referirse al «inminentemente amenazante» cambio climático y a las actividades que desde el departamento de I+D de ArcelorMittal, y en concreto desde su centro en Asturias, se están desarrollando para reducir las emisiones a la atmósfera o para lal purificación y gestión del agua. «Cuando miro el estado actual de nuestros avances y su impacto en la ecología me siento orgulloso, triste, esperanzado y entusiasmado al mismo tiempo», ha dicho. «Orgulloso de lo que hicimos. Triste de que la contaminación siga existiendo. Esperanzados y emocionados por todo lo que podemos hacer aún y haremos».
Peter Burke, catedrático de Historia en la Universidad de Cambridge, es, a sus ochenta años, «un excelente ejemplo de sensatez y de apertura intelectual», según lo definió el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo Jorge Uría, que actuó como su padrino. Doctor Honoris Causa por otras cinco universidades, «pertenece al reducido Olimpo de los historiadores que han conseguido dentro de las ciencias sociales ser tratados con mucho respeto», le presentó Uría. Y si el rector se había referido a él como polímata, fue precisamente sobre esta figura, la de aquellas personas con conocimientos que abarcan los más diversos campos, sobre la que giró buena parte del discurso del propio Peter Burke. Se refirió a las tres grandes crisis de conocimiento en la historia, desde la Edad Media, y se centró en la actual, la de la era de Internet que ha llevado a la acumulación de información a escalas inabarcables, para preguntarse si la especialización acabará con los polimatas. En su opinión, esas figuras capaces de combinar conocimientos científicos, humanísticos o artísticos siguen siendo cruciales y «más necesarios que nunca». Lo que ocurre, apuntó, es que sus antiguos nichos, como eran las universidades, las bibliotecas o las revistas culturales, «están siendo destruidos».
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