Secciones
Servicios
Destacamos
Con la muerte sin descedencia en las islas Galápagos, en Ecuador, del 'Solitario George' allá por junio de 2012 desaparecía de la faz de la Tierra el último ejemplar de Chelonoidis abingdonii, una especie de tortuga gigante que, además de por su tamaño –75 ... kilos de bicho– se caracterizaba por su llamativa longevidad. Se calcula de hecho que este ejemplar en concreto había superado los cien años, aunque no se sabía su fecha exacta de nacimiento.
Pues bien, 16 años después, un equipo liderado por investigadores e investigadoras de la Universidad de Oviedo, la Universidad de Yale y el Servicio del Parque Nacional de las Islas Galápagos ha logrado secuenciar el genoma de dos tortugas gigantes, siendo una de ellas el emblemático 'Solitario George'. La otra tortuga secuenciada, una Aldabrachelys gigantea, es la única especie de tortuga gigante que aún se conserva en el Océano Índico. Este estudio, que acaba de publicarse en la revista 'Nature Ecology & Evolution', «desvela claves genéticas que podrían contribuir a la longevidad de estas especies, las cuales pueden vivir más de cien años en cautividad», explican desde la Universidad de Oviedo.
En esta investigación, liderada por el catedrático Carlos López-Otín (Universidad de Oviedo) y por la profesora Adalgisa Caccone (Universidad de Yale) se utilizaron herramientas bioinformáticas y genómica comparativa para estudiar las extraordinarias características de estas tortugas gigantes. Carlos López-Otín explica que «hemos participado previamente en la descripción de nueve características distintivas del envejecimiento –The Hallmarks of Aging– y, tras estudiar 500 genes basados en esta clasificación, hemos encontrado variantes génicas que potencialmente podrían afectar a seis de estas características en las tortugas gigantes, lo cual abre nuevas líneas de investigación en el campo del envejecimiento».
Las autoras y los autores concluyen que estos datos ayudarán a mejorar nuestra comprensión de la biología de las tortugas gigantes y llevarán el legado del Solitario George más allá de las Islas Galápagos, contribuyendo a profundizar en los mecanismos de regulación del envejecimiento también en humanos. «El Solitario George sigue dándonos lecciones», añadió Adalgisa Caccone, la otra codirectora del estudio.
Por parte de la Universidad de Oviedo también han participado en el estudio Víctor Quesada, Sandra Freitas-Rodríguez, José G. Pérez-Silva, Olaya Santiago-Fernández, Diana Campos-Iglesias, Miguel G. Álvarez, Dido Carrero, Miguel Araujo-Voces, Pablo Mayoral, Javier R. Arango, Isaac Tamargo-Gómez, David Roiz-Valle, María Pascual-Torner y Gabriel Bretones, del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA).
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.