«Ya es hora de que haya una rectora»

Y no se equivocó. Hubo posiciones coincidentes en cuestiones como la necesidad de reforzar la unidad de cooperación al desarrollo con que cuenta la institución académica y que, en la actualidad, se encuentra «muy disminuida», reconoció el propio rector. Reforzarla con más recursos, tanto humanos -ahora mismo solo cuenta con una persona- como económicos, fue el compromiso de Santiago García Granda e Ignacio Villlaverde. Este último avanzó además que su intención es integrarla en el Rectorado para recuperar e incrementar la actividad que quedó aparcada por la crisis económica.

En un clima distendido en el que a los dos se les vio cómodos -cada uno se conectó desde su propio despacho a la sesión, que no llegó a tener más de cuarenta seguidores- se tocaron además otros temas. Fue la representante de la asociación Milenta Muyeres la que introdujo el de la igualdad de género y la que interrogó a los dos candidatos sobre sus respectivos planes para fortalecer estas políticas. «Es una apuesta inevitable y un compromiso personalmente asumido desde el principio», se arrancó Santiago García Granda antes de presumir de que la Universidad de Oviedo fue «pionera» en la oferta de estudios de género. «Estamos en el frente», destacó. El rector aseguró en este sentido que su equipo rectoral está culminando el análisis de la situación y las propuestas que darán forma al segundo plan de igualdad de la Universidad de Oviedo, «trabajando en temas de no discriminación salarial». García Granda, al frente del primer equipo rectoral paritario de la historia de la institución académica asturiana -lo componen cinco hombres y cinco mujeres- aseguró que es su intención «llevar la paridad a todos los niveles de la Universidad». Y no estaría de más, continuó, «que empezáramos a pensar en tener una rectora, que ya va siendo hora».

«Estoy totalmente de acuerdo. Va siendo hora de que tengamos una rectora en la Universidad de Oviedo, pero dentro de cuatro años, ¿no?», recogió el guante Ignacio Villaverde entre la risa cómplice de quien será su oponente en las elecciones del próximo viernes. El aspirante al Rectorado aprovechó a continuación para reconocer el trabajo realizado hasta ahora en el terreno de la igualdad, pero marcar sus prioridades. Por un lado, tratar de equilibrar la presencia de alumnas en estudios en los que su presencia es ahora reducida -como las titulaciones científico-técnicas-, habilitar una línea de ayudas a proyectos de investigación en estudios de género -dentro del programa 'Ciencia en femenino'- y otra para proyectos en los que la investigadora principal sea una mujer, con independencia del objeto de investigación.

También está entre sus objetivos corregir la desigualdad salarial entre las investigadoras porque, aunque «la brecha no está en nuestras tablas salariales, las mujeres ven lastrada su actividad investigadora y tienen menos sexenios y, por lo tanto, cobran menos».