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Gaspar Meana
¿Dónde hay que poner una titulación?

¿Dónde hay que poner una titulación?

El lugar más natural para ubicar el grado de Deporte sería Oviedo, el más estratégico, Gijón y el más político, Mieres

Viernes, 11 de octubre 2019, 12:03

La batalla de las titulaciones es una de las mejores muestras del particularismo de la sociedad asturiana y de las dificultades para avanzar en una visión conjunta de nuestra región. Visto esto, el área metropolitana parece una utopía.

La primera pregunta y sobre la que no parece haber siquiera debate es si una titulación debe o no crearse. Para obtener una respuesta hay que saber las necesidades de la sociedad, la demanda prevista, la estrategia de la comunidad autónoma, los recursos disponibles tanto materiales como de personal –el profesorado supone casi sin excepción el coste fundamental y tiene que financiarlo el Principado–, las bases investigadoras y la capacidad para establecerlas o la competencia, entre otros factores. Solo una vez que está clara la necesidad, que parece pasarse casi siempre por alto, hay que discutir dónde y cómo se pone. Sobre el dónde hay muchos factores a tener en cuenta. Históricamente, la Universidad de Oviedo no se ha hecho esta pregunta. El lugar predestinado era Oviedo. Nuestra Universidad tiene ya más de 400 años pero solo muy recientemente ha salido de la capital asturiana –a Gijón y a Mieres–. Es cierto que había estudios de ingeniería, naútica y comercio en Gijón desde hace muchos años y también en Mieres de ingeniería, pero no formaban parte de la institución asturiana. Solo a partir de los años 70 se incorporan a la misma. A partir de ese momento, la Universidad de Oviedo ya no está en Oviedo, sino en Asturias.

Ahora Oviedo es una más, aunque no una cualquiera. Por historia, situación o infraestructura siempre debe estar en liza. Tiene estudios de las cinco ramas de conocimiento posibles: ciencias, ingeniería y arquitectura, ciencias sociales y jurídicas, artes y humanidades, ciencias de la salud; por ello es natural que esté en las quinielas sea cual sea la titulación que se plantee crear. Siempre se encontrarán estudios con afinidad en las proximidades, así como posibles sinergias. Por su parte, Mieres tiene estudios de la rama de ingeniería y Gijón de ingeniería y de ciencias jurídicas y sociales. En el ámbito de la ingeniería, dada ya la excesiva fragmentación y las mejores instalaciones existentes tanto en Gijón como en Mieres, debería ser improbable que en un debate racional entrara en juego Oviedo, salvo que no se haya entendido o aún peor, asumido, la configuración actual de la Universidad asturiana.

Otra clave importante es el lugar donde se realiza la investigación, que es la base sobre la que se construye una universidad moderna y con estrategia de futuro. Allí donde está la investigación, allí es donde estará la mayor parte del profesorado. Uno de los puntos interesantes para ello es saber dónde están las sedes de sus 38 Departamentos. Gijón alberga cinco importantes y poderosas sedes departamentales, todas del ámbito de la ingeniería: Energía, Construcción e Ingeniería de Fabricación, Ingeniería Eléctrica y Electrónica, Informática, y Departamento de Ciencia y Tecnología Náutica. Todos los restantes, así como los servicios científico-técnicos centrales, están en Oviedo. No hay ninguna sede departamental en Mieres; uno de sus puntos débiles y un completo error de diseño de los cimientos pese a que no parece ponerse el foco en él. Por último, están las instalaciones propias o aquellas que sin ser propias se accede a ellas en condiciones ventajosas como, por ejemplo, la Facultad Jovellanos, ubicada en La Laboral en unas condiciones económicas favorables para la Universidad de Oviedo. También están las consideraciones políticas bien entendidas. La historia de la ciudad o del entorno ha sido clave para el desarrollo de muchas titulaciones que han crecido para dar soporte a necesidades locales. Por ejemplo, los centros universitarios de Gijón son herederos directos de la visión y de la acción de Jovellanos quien, por cierto, creó el Instituto con la oposición de la Universidad de Oviedo. En un mundo global, con unas comunicaciones estupendas, este criterio debería haber perdido mucho peso. Por último, están los criterios clientelares. La propia polémica demuestra la sospecha de que estos criterios son determinantes a pesar de que rara vez coincidan con el bien común. Quizás también estén los criterios ridículos sin más. Por ejemplo, estos días hemos escuchado aquello de 'lo he dicho yo primero', en referencia a alguna de las titulaciones en discusión como uno de los grandes 'argumentos'.

Dejo a un lado estos dos últimos criterios y vamos a aplicar los principios racionales a un ejemplo: Grado en Deporte. ¿Oviedo, Gijón o Mieres? Veamos:

Oviedo: cuenta con las sedes departamentales relacionadas, buenas instalaciones deportivas de la Universidad, dos Facultades a las que podría adscribirse el título –Facultad de Formación de Profesorado y Ciencias de la Educación, o Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, dependiendo de la orientación que se pretenda– y el grupo de investigación más importante. Su punto más débil es la carencia de aulas, aunque el edificio de la Facultad de Medicina puede ser un sitio a considerar una vez que en parte se ha trasladado al HUCA; además, la adscripción a una facultad de Ciencias de la Salud es frecuente en este Grado.

Mieres: sus mayores ventajas residen, curiosamente, en sus problemas. Cuenta con un edificio infrautilizado y con servicios infrautilizados –residencia y polideportivo– lo que supone unos elevados costes fijos con escaso rendimiento. Políticamente se ha considerado un lugar donde interesa reforzar la economía y la población y la Universidad ya se ha empleado como herramienta para este fin. Entre los puntos más débiles, la falta de grupos de investigación relacionados, facultad afín y, sobre todo, la incógnita de si se deben seguir poniendo esfuerzos en un modelo que no acaba de despegar pese a que no ha faltado el respaldo económico.

Gijón: la historia de la ciudad es la más vinculada con el deporte y se ha materializado en centros singulares o la creación de iniciativas estratégicas municipales y empresariales en torno al tema que facilitarían la transcendencia de la titulación al entorno productivo. El interés por la titulación ha nacido en esta ciudad ligado a su propia política y ha llevado a que desde hace ya 15 años se venga demandando. El indudable compromiso incluso ha llevado a ofrecer recursos económicos significativos para apoyarla. En contra, la Universidad tiene unas instalaciones deportivas paupérrimas en Gijón, aunque puede tener acceso a muy buenas instalaciones municipales –recordemos que el Grado de Deporte no es para hacer deporte, sino para estudiarlo–. Tampoco cuenta con aulas propias disponibles aunque podría tener buen acceso a la Laboral como pasó con la Facultad Jovellanos. Al igual que Mieres, ni los investigadores, ni los departamentos ni los centros afines están en esta ciudad.

En mi opinión, el lugar más natural para poner el Grado de Deporte sería Oviedo, el lugar más estratégico, Gijón, y el lugar más político –sin tintes peyorativos–, Mieres. Los tres pueden tener sentido. Pero los tres a la vez no. Eso sí, una vez puestos todos los argumentos sobre la mesa y tomada una decisión firme, el apoyo debe ser unánime, sin fisuras.

Vuelvo al principio. La pregunta esencial de la que debe partir toda discusión es: ¿debe crearse una titulación? Ahí deben centrarse los esfuerzos. El dónde, en un entorno espacial tan reducido como el asturiano, debería ser el menor de los problemas.

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