García Granda confía en que el nuevo rector «tome las riendas de lo que ya está en marcha»

Aunque esta línea la menciona en primer lugar, asegura que «hay muchas más». Entre ellas, la protección de la investigación -sobre todo de los jóvenes-, con el incremento de los contratos predoctorales; la participación abierta en los órganos de la Universidad; el reconocimiento de las carreras; y el impulso internacional. «Podría seguir», asegura entre risas.

En sus últimos días, García Granda aprovecha para dejar el despacho y el Rectorado «a punto» para el nuevo equipo. «Estoy recogiendo todas las cosas que he ido acumulando durante casi cinco años», explica. «Ya está todo casi listo», añade. Además, «estoy ayudando al nuevo equipo que viene».

Esto se debe a que el rector saliente «desde el primer momento», se ha «brindado a colaborar con Ignacio Villaverde». Desde el viernes, día de las elecciones al Rectorado de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda asegura haberse mantenido «en contacto con el que va a ser el nuevo rector para que la transición sea lo más sencilla, organizada posible». Por ello, se reunieron el pasado lunes por primera vez para ese tránsito de toda la responsabilidad y la gestión de una forma gradual. En esta primera toma de contacto, ambos acordaron que formarían un «grupo de transición», formado por tres personas del equipo del rector saliente y otras tres, del entrante.

Además de todo ello, García Granda está preparando su vuelta a una situación «más académica», donde compaginará la docencia y la investigación. Sobre todo, volverá al ámbito de la investigación, porque «la docencia la mantuve durante estos cinco cursos». «Tengo ganas de incorporarme a mi despacho, con mis colegas en la Facultad de Química, que la echaba de menos. Estoy muy ilusionado con esa vuelta», asegura.

Eso sí, también extrañará esta etapa de su vida. «Me voy a acordar, sobre todo, de las personas con las que he trabajado en este equipo tan amplio y cohesionado, donde siempre llegamos a una solución, a pesar de nuestras diferencias», reflexiona. También el contacto con las personas. «A veces son problemas que hay que resolver, a veces son irresolubles, pero he tenido contacto con más de 1.500 personas que han venido al Rectorado», asegura. A pesar de la nostalgia que ya le empieza a entrar, el rector saliente sabe que fue «una etapa de mucha actividad» y, ahora, la compensará con «la actividad en un terreno más limitado».