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Santiago García Granda afronta los cuatro últimos meses de su mandato al frente de la Universidad de Oviedo con el objetivo de continuar en el cargo y completar el proyecto que en 2016 le llevó al rectorado.
–¿Cuándo convocará las elecciones?
– ... No tenemos el calendario aún, pero todo el proceso electoral tiene que haber concluido el 5 de mayo. Se aprobará en un Consejo de Gobierno probablemente a finales de febrero o principios de marzo.
–Parece que solo habrá dos candidatos. Hacía más de una década que no se daba esa situación. ¿Estará más reñido que nunca el rectorado?
–Siempre suele estar reñido. Habrá que ver cómo se desarrolla todo el proceso electoral y cómo se posiciona el electorado.
–¿Prefiere el enfrentamiento entre cuatro candidatos como hace cuatro años o el duelo a dos que serán las próximas elecciones?
–Me es indiferente. Me siento cómodo en cualquiera de los dos escenarios. Mi objetivo es aportar un buen proyecto para la Universidad. En este caso, continuar el proyecto que tenemos y completarlo.
–¿Se ve superior en apoyos? ¿Con más opciones de revalidar el cargo que de perderlo?
–Lo que espero es que la comunidad universitaria aprecie el trabajo y el ambiente de paz que se ha vivido en la Universidad en estos cuatro años y que permita completar este proyecto. En ocho años se pueden hacer más cosas que en cuatro.
–¿Qué puntos fuertes reconoce en su opositor?
–Creo que reúne las condiciones para ser rector, que ha sido activa en el Consejo Social y a través de distintas iniciativas en el Espacio Fundamentos, con la Junta General del Principado de Asturias, y tiene experiencia como vicerrector.
–Ignacio Villaverde aúna distintas sensibilidades. ¿Esto es un 'todos contra Santiago García Granda'?
–Espero que no. Quiero creer que yo también aúno sensibilidades. De hecho la prueba está en las elecciones de 2016, cuando muchas sensibilidades en la Universidad apostaron por este proyecto.
–El que será su oponente habla de desatención, de hiperburocratización, de falta de liderazgo, dice que poco o nada se ha hecho en estos cuatro años. ¿Exagera?
–Sí, claramente. La Universidad de Oviedo está mejor posicionada en 2020 de lo que estaba en 2016, en el contexto nacional, en el internacional y en la percepción de los universitarios. La apertura que se ha producido en estos cuatro años es uno de los avances más importantes. Hemos pasado de ser una institución opaca a ser una institución casi transparente. Hemos renovado al menos doscientas plazas de profesores ayudantes doctores, lo cual ha supuesto una mitigación de la precariedad, siendo una de las instituciones que menor número de profesores asociados impropios tiene. Y hemos dado la oportunidad a doscientas cincuenta personas de obtener una plaza estable en la Universidad de Oviedo, tanto por estabilización como por promoción. Y otro tanto hemos hecho con el personal de administración y servicios, con otras doscientas cincuenta plazas que hemos convocado en este periodo. Además, estamos en el ranking 500 de Shanghai, en el que hemos subido por primera vez, y estamos muy bien posicionados internacionalmente. Recibimos tres millones de euros en aportaciones del programa Erasmus, cuando en 2016 apenas recibíamos 600.000 euros.
Podrá leer la entrevista completa en la edición impresa de EL COMERCIO de este viernes, 31 de enero.
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