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El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) será finalmente la institución bajo la cual el exrector Santiago García Granda y otros cinco investigadores desarrollarán un proyecto de investigación orientado a la divulgación científica y dirigido a niños de entre tres y doce años. ... Una «solución de emergencia», casi en tiempo de descuento, tras el rechazo de la Universidad de Oviedo, que permite mantenerlo en Asturias y evitar perder una ayuda de 39.000 euros de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt).
'Cósmica: un viaje por la Gran Historia para peques' es el título del proyecto que lidera García Granda y desarrolla junto a un equipo de investigadores de diversos ámbitos (María Valvidares, Isabel Hevia, José Antonio Álvarez, Isabel Ruiz de la Peña y Xicu Xabiel García). Se trata de la evolución de una serie de programas de divulgación científica y para el fomento de vocaciones en este ámbito entre los niños: 'La ciencia de los cristales (2014)', 'El monstruo curioso (2015)' y la 'Universidad para peques (2018-2019-2020)'. Llegaron a más de 23.500 menores en esos últimos tres años y a más de 43.500 sumando los que lo siguieron vía 'online' en la pandemia. En total, el grupo de investigación consiguió durante esos años 200.000 euros para el fomento de vocaciones científicas. El proyecto, que fue evaluado muy favorablemente en la convocatoria nacional, fue rechazado por la Universidad de Oviedo un día antes de concluir el plazo de aceptación. La institución académica argumentó su carácter «estratégico» e «institucional», por lo que su ejecución debería depender del Vicerrectorado de Investigación, conforme a la línea de actuación del nuevo equipo rectoral, y no de la FUO (Fundación Universidad de Oviedo), como había sido tradicional.
Una interpretación de la que discrepa el exrector: «No es un proyecto institucional, es de un equipo de investigación. Entiendo que la Universidad no lo tenga en sus planes o que lo quiera desarrollar a su manera, pero no que se nos corte esta faceta de divulgación que tenemos algunos investigadores y que tanto se reivindica y potencia». Además, añade, «no pedimos ningún recurso extraordinario, solo protección y apoyo a nuestras actividades científicas. ¿Dónde queda si no nuestra libertad de cátedra?».
Tras el rechazo, García Granda trabajó contrarreloj para lograr desarrollar la iniciativa en Asturias a través de otra institución y no perder la subvención. Finalmente, gracias al interés demostrado desde el primer momento por el CSIC, a través del Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN), lograron presentar in extremis la documentación en la Fecyt. El exrector se queda con un sabor agridulce: «Estoy feliz por que se pueda llevar a cabo, pero la Universidad pierde una línea de actuación muy exitosa. Se corta el camino andado. Los gestores están para apoyar a los investigadores y si no lo hacen y ponen dificultades, no están cumpliendo su función. Y eso es lo que me duele. Dicho esto, cada uno está en su derecho de lanzar sus estrategias, pero lo que no puedes hacer es borrar de un plumazo todo lo que se hizo anteriormente. La Universidad es un proceso continuo».
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