Los candidatos a rector, igualados en apoyos

Al contrario de lo que ocurrió en 2016, el actual rector podría encontrar su principal caladero de votos en el sector del personal docente e investigador -en quien ha repercutido directamente el que a lo largo de estos últimos cuatro años salieran a concurso más de 500 plazas- y, por el contrario, perder apoyos entre el alumnado, que resultó clave en su llegada al rectorado. El propio García Granda asume la existencia de cierto descontento en parte del estudiantado.

Cómo se comportará ese sector del electorado -el más numeroso, 20.500 personas, aunque, por el voto ponderado, con un peso del 25% en el resultado final- en estas elecciones es el primer elemento de terminante. Obviamente por cuál será el sentido del voto -tradicionalmente progresista, lo que por lógica haría pensar en un acercamiento a las posturas de Villaverde- pero también por el grado de participación en las que serán las primeras elecciones 'online' de la Universidad de Oviedo. Los propios representantes del alumnado dicen que se puede llegar a cifras históricas, pero, añaden, «de mínimos o de máximos». En las anteriores elecciones votó el 18%. Perder parte de esos apoyos podría costarle a García Granda el rectorado.

Sus más y menos en la relación con el Gobierno regional, el embrollo académico y político en el que acabó convertido el asunto del grado de Deporte y, más recientemente, la gestión de la pandemia, podrían ir en su contra.

En cuanto al personal de administración y servicios, distintas fuentes lo sitúan más próximo a las posiciones de Ignacio Villaverde. El catedrático de Derecho Constitucional concita en su candidatura apoyos heterogéneos. De la cuerda del rector Juan Vázquez, en cuyo equipo de gobierno fue vicerrector de Relaciones Institucionales, suma no obstante al ámbito más conservador de la Universidad que se aglutinaba alrededor de la figura de Vicente Gotor primero y José Muñiz -candidato que perdió en la segunda vuelta de las pasadas elecciones frente a García Granda- después.

Ese aunar fuerzas dispares, que de entrada le podría hacer más fuerte, puede convertirse en arma de doble filo porque hay quien recela de ese juego de alianzas ante el enemigo (electoral) común. Es un fantasma que el propio Villaverde se ha encargado de espantar asegurando que esa Universidad de bloques ideológicos compactos y enfrentados del pasado ya no se corresponde con la actual.

El entorno de Villaverde lo ve fuerte en una decena de facultades, empezando por la que es su 'casa', la de Derecho, pero también en la de su oponente, la de Químicas. Y con posibilidades de arañar o incluso ganar para sí el voto de departamentos importantes en centros, de entrada, más próximos al actual rector.