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Olga Esteban
Gijón
Miércoles, 8 de mayo 2024, 15:58
Hay investigadores en la Universidad de Oviedo que pueden realizar el estudio de los riesgos psicosociales de su empresa. Pueden hacer estudios ambientales a partir de imágenes multiespectrales tomadas con drones. Pueden elaborar dinámicas de juego para ámbitos educativos o elaborar materiales didácticos. Ayudar ... en la implantación de sistemas avanzados de distribución de fármacos. Asesorar en el diseño de procesos químicos. Pueden sus grupos de investigación desarrollar aplicaciones móviles del ámbito de la salud y sensores para la detección de biomarcadores y patógenos. La lista es muy larga. Porque la Universidad de Oviedo tiene muchos grupos de investigación y está empeñada en hacer llegar ese conocimiento a la sociedad para que se aplique. ¿La forma de hacerlo? Tender puentes. Y hoy se ha empezado a construir uno importante, con el I Foro de Transferencia de la Universidad de Oviedo, algo así como el tradicional Foro de Empleo en el que las empresas se 'presentan' a los universitarios, pero al revés.
Una treintena de empresas e instituciones tienen hoy la oportunidad de conocer a 24 grupos de investigación de diversas disciplinas, visitar laboratorios, conocer sus prototipos... La Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón es el escenario de esta primera edición, que ha sido inaugurada esta mañana por el rector electo, Ignacio Villaverde; la directora general de Universiadades, Cristina González; la directora de la EPI, Inés Suárez y la directora general de Promoción del Empleo del Ayuntamiento de Gijón, Carla Álvarez.
Dice Cristina González que hay que afrontar esa cierta controversia entre quien cuestiona la «capacidad de la Universidad de transferir su conocimiento» y esa sociedad «exigente que quiere ver los resultados de la inversión pública». Y por eso, entre otras cosas, nace este foro, para que la Universidad «luzca su músculo investigador e ir tejiendo esa red tan necesaria de relaciones y colaboración». «Es hora de ir cambiando el relato y dejar de reprocharnos la poca sensibilidad con el entorno».
La organización de este primer Foro ha sido labor del Vicerrectorado de Transferencia y Relaciones con la Empresa. Al frente (en funciones en este momento), Begoña Cueto, que se ha felicitado del interés que ha generado la cita en el sector empresarial para conocer las investigaciones más recientes de los equipos universitarios.
Aquí, tres ejemplos de esos trabajos:
El grupo Lemur tiene experiencia en investigación y en transferencia: llevan diez años trabajando con empresas del sector eléctrico, que es su ámbito de estudio. Pablo García explica que «tenemos un 60% de financiación pública y un 40%, privada y hemos creado tres spin off, todas relacionadas con la explotación de recursos activos en la red eléctrica, desde la gestión al diseño de baterías con nuevas químicas.
La gestión de las empresas, explica, «siempre ha sido muy buena. Se han dado cuenta de que, sin hacer la competencia a una ingeniería, vamos más allá del prototipo y les damos algo que luego ellos pueden desarrollar». Desde hace diez años, el grupo comercializa las soluciones que crea, aunque es un proceso no exento de dificultades. Superada la creencia de que «la Universidad hace un servicio gratuito», ahora el «punto más incómodo de gestionar», lo que genera más fricciones, es «manejar la propiedad intelectual, que la empresa entienda que lo que le ofrecemos es el resultado de una investigación que tiene un autor y la transfiere con un derecho de explotación».
Estudiar y analizar el impacto de la Inteligencia Artificial en el Estado Social y Democrático de Derecho. Es el objetivo del equipo de Miguel Presno, convencido de que «no hay nada ajeno» al desarrollo de la IA y que, por eso, había que estar en este foro, para dejar claro que de estas nuevas herramientas no deben hablar solo los informáticos, sino también los especialistas en derecho, lingüística, filosofía, medios de comunicación... Porque la IA afecta a todos los derechos fundamentales, porque supone un «reto» para la sociedad, porque avanza a una velocidad incontrolable y porque supondrá, al fin, una «gran transformación» en cuestiones como la manipulación del lenguaje, la traducción...
Desde la Cátedra Asturias Prevención pueden ayudar a una empresa a implantar sistemas ergonómicos o de seguridad. Pero también pueden desarrollar una metodología específica que evalúe los riesgos psicosociales en empresas de I+D+I, por ejemplo. Su director, Antonio García, habla de los grandes retos de la prevención cuando la Cátedra celebra su décimo aniversario. Su especialidad es la parte psicosocial, cada vez más importante, porque «cada vez hay menos peligrosidad en el empleo, por la robotización de muchas tareas, pero a la vez hay un componente emocional y cognitivo más potente».
Por otro lado, habla de la importancia de «integrar la prevención» en las compañías, no de «vigilar» si se cumplen las medidas.
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