Conocieron aquella Universidad de Oviedo de máquinas de escribir y sin ordenadores. Aquella institución en la que era imposible saber si lo que estabas ... investigando ya lo hacía alguien más en algún otro lugar, porque no había internet. Aquella en la que no había comité de empresa ni sindicatos. Han conocido varias leyes, adaptaciones, cambios, rectores... Las 'lechugas' y los 'Gallifantes'. Porque han vivido dentro de ella las últimas décadas de su historia.
Publicidad
La Universidad de Oviedo ha entregado sus insignias de oro y plata a los empleados que alcanzan la jubilación y que han trabajado en ella al menos 35 y 25 años, respectivamente. En total, 85 miembros tanto del personal docente e investigador como del personal técnicos de gestión, administración y servicios. Catedráticos, profesores, técnicos de orientación, de biblioteca, de diseño... Y todos han hecho Universidad, porque «las universidades somos las personas que vivimos en sus oficinas y despachos, en sus bibliotecas y laboratorios, deambulamos por sus campus y entregamos con generosidad y compromiso buena parte de nuestra vida a su servicio», ha dicho el rector, Ignacio Villaverde, al finalizar un emotivo acto en el Paraninfo del Edificio Histórico.
Un acto en el que la Universidad recuerda también a quienes ya no están. En este caso se han entregado las insignias concedidas a título póstumo a los seis empleados fallecidos durante el año pasado. Sus hijos, viudas o parejas las han recogido en su nombre entre el aplauso de un Paraninfo repleto.
La entrega de las medallas se ha convertido, además, en un homenaje a Marita Aragón, primera vicerrectora de la Universidad de Oviedo, «que ejemplifica ese compromiso y dedicación a la Universidad. Una universitaria integral e íntegra, que vivió la universidad como solo puede vivirse, con pasión y entrega», una «adelantada a su tiempo, que rompió muchos techos de cristal, marcó una época y forjó un estilo, lleno de rigor, seriedad, empatía y cordialidad», ha destacado Ignacio Villaverde.
Publicidad
Y han sido también dos mujeres quienes han dado voz a los 85 homenajeados. Dicen ellas que se ha usado el «eufemismo» de decir que eran las empleadas más antiguas para no admitir que eran «las más ancianas». Lo cierto es que pocos pueden 'ganar' a María Ángeles Gil Álvarez, que el 1 de septiembre de 2024 cumplió 48 años en la Universidad y que se ha podido permitir dirigirse a un público en su mayoría entrado en años y canas con un simpático «¿Qué hay de nuevo, jóvenes?». Profesora del área de Estadística, es de la generación que «vivimos nuestra transición personal a la vez que la transición política del país». De las que se han adaptado y «sobrevivido» a tantas novedades. De los que hicieron sus tesis y prepararon sus primeras tesis sin ningún «procesador de textos». De los que gastaron mucho en sellos para mandar artículos para su publicación. De los que fueron conociendo las máquinas de escribir eléctricas, el ordenador, el fax, internet... De quienes vivieron una universidad con muy pocas mujeres.
Como ella, Ana Fandiño, miembro del PAS durante 45 años, que empezó cogiendo el teléfono en Medicina y acabó diseñando carteles y logotipos en Mieres. Quien vivió el 23F junto a la radio, en la facultad, que participó en el primer comité de empresa y en el inicio del programa de intercambio de vacaciones del PAS. Quien maquetó muchos exámenes de selectividad y ha visto la evolución del campus de Mieres.
Publicidad
Una y otra y el resto de homenajeados hoy, destaca el rector, han contribuido a hacer de la Universidad de Oviedo una «universidad pública de prestigio indiscutible».
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.