No reniega de sus orígenes, pero quiere quitarse etiquetas. El catedrático de Derecho Constitucional Ignacio Villaverde (Gijón, 1965) se presenta a las elecciones al Rectorado de la Universidad de Oviedo como el candidato que ha conseguido aunar las distintas sensibilidades que «en otros tiempos» se ... conformaron en bloques enfrentados. Por su «carácter y trayectoria» -fue vicerrector con Juan Vázquez, secretario general de la Universidad y secretario del Consejo Social, entre otros cargos- se ve -y dice que le ven- capaz de liderar un proyecto «transformador» de la institución académica.
-Su nombre ya sonó en 2013, pero no se concretó en una candidatura en las anteriores elecciones.
-No era mi momento. No percibía que fuera capaz de concitar el respaldo necesario y además en ese momento emergió Sánchez Lazo. Los dos veníamos del mismo sector y creí más conveniente dar un paso atrás.
-¿Por qué ahora sí es su momento?
-Porque sectores muy diversos de la Universidad creen que puedo encabezar un proceso de transformación, que puedo ser capaz de sumar, conciliar e hilvanar las suturas de las distintas sensibilidades dentro de la Universidad.
-Esa alianza de facciones contrarias puede chirriar a alguno.
-Es que ha habido una profunda renovación generacional. Aquella Universidad de dos bloques muy compactos y enfrentados se ha ido diluyendo, en buena medida porque muchos de sus líderes se han jubilado. Yo provengo del sector del vazquismo y no reniego de ello, pero hoy hablar de esos bloques ya no tiene sentido.
-¿Es el adalid de la oposición al actual rector?
-Más que el adalid, me considero la persona capaz de poder liderar ese cambio, de superar las diferencias y de unirnos bajo un proyecto común.
-¿Cuál es su análisis de la situación actual de la academia?
-Mi impresión es que nos hemos quedado en la casilla de salida, hemos perdido cuatro años en los que no se ha hecho nada. Hoy la comunidad universitaria necesita una inyección de motivación. Ver que hay un proyecto, que vamos en alguna dirección.
-¿Ya hay equipo de campaña?
-Sí, y refleja claramente la capacidad que tenemos de sumar. Es un equipo en el que trabaja desde hace un año gente que nunca habría pensado que iba a compartir mesa. Un ejemplo muy sintomático: Javier Mato y Luis Rodríguez, uno vicerrector con Juan Vázquez y otro con Vicente Gotor.
-¿Está recorriendo los distintos centros para conocer sus demandas?
-Sí, llevo semanas visitando los campus, los centros y los departamentos para recoger sus preocupaciones e ideas y tratar de incorporarlas a nuestro proyecto.
-¿Y qué le trasladan?
-Una cierta indignación, por la sensación de que no hay nadie a los mandos, y un cierto desánimo. Me preocupa mucho que haya gente que me diga que está a punto de tirar la toalla porque ya no puede más. La desatención, la hiperburocratización y la falta de liderazgo los está agotando.
Fuerte y descentralizada
-¿Cuál es su modelo de Universidad?
-Una universidad institucionalmente fuerte, sólida. Tenemos una universidad con una gran dispersión territorial y eso nos exige organizarla de una manera más descentralizada, dando mayor capacidad de gestión a los centros, departamentos y campus. Y hay otro reto insoslayable: tenemos que tener una planificación creíble de nuestro personal, estabilizando y rejuveneciendo plantillas.
-¿Qué plantea?
-En el caso del personal de administración y servicios hay que hacer una evaluación de la plantilla para reorganizarla. Hay que aprobar urgentemente una nueva relación de puestos de trabajo, ofertas de empleo público para incorporar personal y dar una formación muy sólida al que ya está para que asuma nuevas tareas.
-¿Y con docentes e investigadores?
-Ahí tenemos también un problema de envejecimiento y de reclutamiento. Hay que seguir manteniendo el ritmo de promoción de acreditados, pero con otros criterios más racionales, transparentes y objetivos, no con una raíz cúbica cuyo resultado es imprevisible, una lotería. Proponemos una política de personal que permita captar y retener talento y una carrera académica que sea creíble y previsible, que permita el desarrollo profesional, que hoy no tenemos.
-La Universidad no ha dejado de perder alumnos en los últimos años.
-Unos ochocientos al año desde hace una década. Entre los que ni siquiera se matriculan y los que abandonan -en torno al 23%- en los próximos años difícilmente evitará quedarse en unos diez u once mil estudiantes. Si los perdemos no solo por la caída demográfica sino porque se van a otro sitio es síntoma de algo. Eso es lo que me preocupa.
-Titulaciones.
-Se van a cumplir diez años del plan Bolonia y es hora de ver qué funciona y qué no y lo que el entorno socioeconómico asturiano espera de la Universidad de Oviedo. Tenemos que tener muy claro que los grados que funcionan son los generalistas y donde las universidades son especialmente competitivas es en el postgrado, con una estrategia de másters y doctorados potentes y ahí es donde debemos insistir. Eso, sin olvidar la formación continua, principal demanda de nuestro entorno.
-¿Y la formación dual universitaria?
-Funciona muy bien en la FP. Es una idea que debemos explorar para ver en qué áreas puede rendir frutos.
-¿Cuáles serán sus prioridades?
-Un plan propio de investigación serio, para poder fichar doctorandos, apoyar a los grupos emergentes y dar soporte a grupos de investigación consolidados que puedan pasar por problemas de sostenibilidad económica en un momento determinado. Pero dos de las primeras medidas que me gustaría implantar son, primero, un rector que visite regularmente a los campus y sus departamentos. Y, segundo, recuperar las reuniones mensuales de equipos de dirección y departamentos para hablar de política universitaria.
-Una Universidad con siete campus en tres ciudades ¿no es poco operativa?
-La dispersión territorial dificulta la eficiencia de nuestro funcionamiento. Pero no hay que reorganizar los campus sino nuestra administración. El mejor proyecto de reordenación, al menos en Oviedo, es ocupar el espacio del viejo HUCA y tener allí también un edificio para el rectorado, los vicerrectorados y los servicios centrales. Eso abarataría costes y haría más ágiles las gestiones. En Oviedo veo dos grandes campus compactados: el del Milán y el del Cristo. Evidentemente este último es un proyecto muy a largo plazo, pero tarde o temprano llegará.
-¿Qué hacer en Mieres?
-El debate debe ser cómo llenamos de vida académica ese campus. Ahí hay que tener complicidad con el ayuntamiento y que el campus se integre en el proceso de creación del área metropolitana. Por llevar más titulaciones no se va a llenar de vida. La clave es radicar investigación, que sea una gran factoría de conocimiento y un polo de desarrollo socioeconómico de la zona, que se convierta en la milla del conocimiento de las Cuencas, al modo de la de Gijón.
-¿Se resolverá la ubicación del grado de Deporte antes de las elecciones de la próxima primavera?
-Ese es un problema que generó el rector, yo creo que por lanzar una idea sin madurar, y que debe resolver él.
Recuperar reputación
-La demanda contra Santiago García Granda por presunta prevaricación administrativa se conoce en plena carrera al rectorado...
-Es algo que me apena y me preocupa. No deseo a nadie verse en esa situación. No será algo que utilice en la campaña.
-¿Por qué deberían votarle?
-Porque juntos somos Universidad. Solo si nos va bien a todos nos irá bien a cada uno de nosotros. Para eso se necesita estrategia y alguien que lidere ese viaje.
-¿Cuál es la meta?
-Que la Universidad recupere la reputación de excelencia y calidad que ha perdido.
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