Sanidad en Asturias
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Sanidad en Asturias
Las unidades psiquiátricas de Asturias, desbordadas y sin camas en el mes de agostoEl período estival suele ser una época de cierto alivio en lo que a problemas de salud mental se refiere. Pero este verano se ha roto con esa tendencia estadística y la presión asistencial sobre las unidades y servicios de atención psiquiátrica no ha cesado ... lo más mínimo, manteniendo un «altísimo» nivel de demanda. Incluso –apuntan algunos profesionales– «con ligeros repuntes» asociados al mayor consumo de alcohol y drogas que se produce durante las vacaciones estivales.
Como consecuencia, los servicios de salud mental del Principado «están desbordados», según constata su personal sanitario. Es más, «durante este mes de agosto, hubo días en los que las unidades de hospitalización de agudos se quedaron sin camas libres», circunstancia que los facultativos aprovechan para recordarle a la Consejería de Salud «la escasa dotación existente» y la necesidad de reforzar los recursos.
«Esa es una asignatura pendiente de la sanidad asturiana», aseveran los psiquiatras de la red pública. Un compromiso pendiente que el Gobierno del Principado pretende saldar con un nuevo Plan de Salud Mental, aprobado en la recta final de la pasada legislatura, que contempla nuevos dispositivos y un aumento de la plantilla de profesionales relacionados con la atención del bienestar emocional y los problemas psiquiátricos de los asturianos.
Entretanto, las urgencias que ocurren en los centros de salud mental y precisan derivación a las unidades de hospitalización no siempre encuentran acomodo en las plantas especializadas. «Están saturados», afirman profesionales que estuvieron de guardia esta misma semana y se vieron en esa situación. «No había camas disponibles en las unidades psiquiátricas», recalcan. ¿La solución? Utilizar las habitaciones libres de otros servicios hospitalarios.
Dada la particularidad de la clínica psiquiátrica y los trastornos emocionales o del comportamiento, dichas habitaciones deben ocuparse para uso individual. «Y con personal de enfermería supervisando las 24 horas del día», precisan los sanitarios implicados en la atención y tratamiento de la salud mental, que, según ha anunciado la Consejería de Salud, será «uno de nuestros ejes básicos» para esta próxima legislatura.
El uso de habitaciones no psiquiátricas implica, por tanto, «un esfuerzo» extra del personal de enfermería, que también se ve saturado. Como ocurre en la sanidad pública en general, las unidades y servicios de salud mental necesitan más especialistas, además de recursos materiales. Una necesidad extensible tanto a los dispositivos de adultos como a los que tratan a la población infanto-juvenil.
«Tradicionalmente, en esta época del año, la unidad de niños y adolescentes del HUCA tiene menos ocupación. Las vacaciones de verano vienen a ser como un paréntesis en los problemas que padecen muchos chavales durante el curso escolar. Pero este año no. La presión es la misma que durante todo el año», explican los psiquiatras de la red pública asturiana. «Si a eso se suma que las plantillas son ya de por sí escasas y el personal está en período de coger vacaciones...», prosiguen para describir la situación.
El Plan de Salud Mental que el Principado prevé desplegar entre 2023 y 2030 contempla una inversión cercana a los 62 millones de euros y 240 actuaciones en coordinación con los servicios sociales, la red sanitaria y el ámbito educativo. La mitad del presupuesto se destinará a ampliar el número de psiquiatras de los 119 actuales a 150 y el de psicólogos clínicos de 97 a 132. Se prevé, además, la incorporación de 65 efectivos en Enfermería y la construcción de tres nuevos centros en Gijón, Langreo y Cangas del Narcea.
. La mayoría de urgencias psiquiátricas que los centros de salud mental del Principado han atendido este verano tienen que ver con pacientes que «no pueden acceder a su médico habitual porque, al estar una parte del personal de vacaciones, la asistencia reglada se altera». Y también «mucha patología relacionada con el consumo de sustancias y alcohol».
Como ocurría hace una semana en Cangas de Onís, donde un joven de 28 años fue detenido tras montar un escándalo en plena calle y agredir brutalmente a uno de los agentes de la Guardia Civil que intervinieron en el incidente. El detenido, que requirió asistencia sanitaria debido a su estado de excitación, presentaba síntomas de haber consumido sustancias estupefacientes.
En las últimas guardias, además, «hemos visto algunos casos de conductas suicidas» en adolescentes, un problema que preocupa enormemente a los especialistas y a las autoridades sanitarias de la región. «La situación no mejora» y Asturias sigue siendo una de las comunidades donde más trastornos emocionales y psiquiátricos se detectan en niños y jóvenes. Pero, según puntualizan los especialistas, «los casos tampoco han ido en aumento».
La pandemia del coronavirus ha hecho estragos en la salud mental de los asturianos, especialmente en su población infanto-juvenil. De hecho, los psiquiatras y psicólogos de la sanidad pública atienden anualmente unas 30.000 consultas de menores desde 2021. Con respecto a 2016 –es decir, cinco años antes– la tasa de prevalencia de los problemas de salud mental en este grupo etario casi se ha duplicado.
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