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Juan Antonio Pérez Simón, en la biblioteca del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo. PABLO LORENZANA
El último reto de un empresario de éxito

El último reto de un empresario de éxito

El asturmexicano Juan Antonio Pérez Simón, centrado casi en exclusiva en su colección de arte, impulsará la Universidad desde su Consejo Social

LAURA MAYORDOMO

Domingo, 26 de enero 2020, 02:53

Suele decir Juan Antonio Pérez Simón que ser asturiano le ha permitido ir por el mundo con los pies en la tierra. Aquel niño que salió de una humilde casa en Turanzas (Llanes) con apenas cinco años para embarcarse con sus padres en un viaje rumbo a México, el mismo que creció y amasó fortuna en el país azteca, volvió esta semana a la tierra de la que presume siempre que tiene ocasión para tomar posesión de la presidencia del Consejo Social de la Universidad de Oviedo, el órgano que se encarga de supervisar económica y financieramente la actividad de la institución académica y realiza las tareas de intervención. Un cargo para el que fue propuesto por el presidente del Principado, el socialista Adrián Barbón.

Con la misma firmeza que el lunes imprimió a su caminar pausado por el claustro del Edificio Histórico, luciendo la insignia de la Universidad en la solapa de su traje de raya diplomática, pretende abordar Pérez Simón el que, tras una larga y exitosa trayectoria empresarial en la que llegó a ser presidente de la principal compañía mexicana de telefonía, considera su «último reto». Como presidente del Consejo Social se espera de él que sea capaz de abrir nuevas vías de financiación que permitan impulsar la labor de la Universidad. «Nos toca definir los objetivos y trabajar para que toda la institución contribuya a alcanzarlos», dijo en su toma de posesión, a la que acudió acompañado de un reducido grupo de familiares y de la que, desde 2012, es su pareja, Silvia Gómez-Cuétara, nieta de los fundadores del emporio alimentario Cuétara.

En la institución académica se confía en su «enorme experiencia». La que se fraguó como hombre de negocios, como mano derecha de su socio y multimillonario Carlos Slim -una de las mayores fortunas del mundo- y como miembro de los consejos de administración de las empresas más importantes de México.

Aparcadas ya la mayor parte de las responsabilidades empresariales, ahora su tiempo lo ocupa su gran pasión: el arte. En todas sus expresiones. La llama la prendió un amor de juventud que le transmitió sus inquietudes por la literatura, la música y la plástica. Junto a su mujer, la también llanisca Josefina Carrera, inició allá por la década de los 70 del siglo pasado una colección pictórica que, con el discurrir de los años, le ha convertido en uno de los mayores coleccionistas privados del mundo. El arte «es un alimento espiritual del cual no puedo prescindir», ha dicho quien sabe disfrutar por igual de los matices de un cuadro de Genovés, Dalí o Chagall que de los que desprende un chocolate caliente de Rialto.

Más de 1.700 obras de las principales escuelas y movimientos artísticos occidentales y orientales desde el siglo XIV hasta nuestros días forman parte de una colección que no ha tenido inconveniente en compartir con la sociedad, mediante préstamos temporales a museos o incluso cesiones en depósito, como las realizadas desde 1997 al Museo de Bellas Artes de Asturias.

Sus contribuciones a la tierra que le vio nacer han sido culturales -en 2010 entregó a la Junta General el manuscrito de la carta de Jovellanos al marqués de Camposagrado sobre el blasón del Principado, que él había adquirido en una subasta-, como empresariales -es el fundador de Agar de Asturias, ubicada en la localidad llanisca de Bricia- y sociales. Patrono de la Fundación Príncipe de Asturias (hoy Princesa) prácticamente desde sus inicios, fue también patrono fundador de la Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria del Principado (Finba), a la que aportó 50.000 euros, delegando su representación en el patronato en la que ya por entonces era su pareja, González-Cuétara. De la Finba se desvinculó apenas un año después.

Habitual de los veranos llaniscos -cuenta con una impresionante propiedad sobre la ensenada de Niembro por la que han pasado destacadas personalidades-, sus nuevas obligaciones como presidente del Consejo Social de la Universidad podrían requerir su presencia en el Principado con mayor asiduidad. Disponer de avión privado simplifica los movimientos de quien, como Pérez Simón, tiene varias residencias repartidas por el mundo, pero también que el nuevo reglamento del órgano colegiado -pendiente de aprobación- ya contempla la posibilidad de que sus miembros puedan participar en las reuniones -una al mes o cada dos meses- por videoconferencia.

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