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La semana pasada se volvía a hablar de Estatuto. Del que está en vigor, porque se siguen conmemorando sus 40 años. Y en uno de esos actos, el expresidente Pedro de Silva, al que Adrián Barbón menta como referente en numerosas ocasiones, hablaba de cómo ... Asturias supo jugar bien sus cartas para «sacar adelante el Estatuto que más le convenía» y cómo entonces nació sin votos en contra, y con el 97% de votos a favor. Pero también se habló de Estatuto porque el tiempo sigue corriendo, y el propio jefe del Ejecutivo dio un ultimátum: o el 31 de enero hay un acuerdo, o habrá que esperar a la próxima legislatura, con una nueva correlación de fuerzas.
Este mediodía vuelven a juntarse los interlocutores del PSOE, Podemos, IU y Foro. Porque, a diferencia de los que decía Pedro de Silva, aquí si hay votos en contra, los de los que no están. Y lo que queda por ver es si los que hoy se sientan a la mesa suman. La cita también permitirá ver el grado de madurez de la cultura política de la negociación 40 años después. El plazo de negociación se acaba sin grandes avances. El único cambio apreciable ese que el bloque de la izquierda se ha asentado y ahora sí van todos a una (suman 26 de los 27 votos necesarios) y el diputado de Foro haciendo valer su condición de indispensable para sumar 27.
Pero el juego de suma positiva sigue sin salir. La izquierda tira para adelante, cruzando propuestas sobre lo puramente estatutario, mientras sigue sin zanjarse otras cuestiones que nada tienen que ver con ello, las fiscales que propone Foro. Decía Don Quijote, «negocia diciendo la verdad, así no pecas y si no la dices, procura que parezca verdadera y posible». El secretario general de Foro, Adrián Pumares, distribuyó un documento, días después de recitarlo en la tribuna de la Junta, con las exigencias de su formación para avenirse a un pacto. Fueron públicas. Y verdaderas. Pero nunca llegaron a quedar claras cuáles eran irrenunciables y cuáles no. Ni para el resto de interlocutores, ni para la opinión pública, que escuchaba cómo se decían unas cosas y, en entrevistas como las realizadas en EL COMERCIO, se decían otras. Sin ir más lejos, en noviembre se decía que todo era negociable.
Con todo, la necesidad de contar con tres quintos del Parlamento para la aprobación de ley que desarrolle el modelo de oficialidad a posteriori acabó teniendo el visto bueno de todos. Las organizaciones asturianistas no vieron con buenos ojos esta fórmula, y motivó que Podemos hiciera una consulta jurídica.
Con esta premisa de partida, PSOE e IU se pusieron a trabajar en el modelo de oficialidad, o en cómo debería de quedar ese artículo 4. La intención inicial que habían trasladado los socialistasen septiembre era que se tomase como referencia la redacción gallega. En su artículo 5 dice que «los idiomas gallego y castellano son oficiales en Galicia y todos tienen el derecho de conocerlos y usarlos», se apuesta por su uso normal, potenciar el gallego poniendo medios y subrayando que nadie podrá ser discriminado por razones de lengua. En Asturias, además del asturiano, se recogerá el eonaviego. ¿En qué zona? Y ahí es donde ha surgido el siguiente escollo en la negociación, FSA e IU apuestan por modelos diferentes. Resumidamente, IU cree que se debería fijar, entre otras cuestiones, las «líneas de delimitación geográfica» de las lenguas propias, en lugar de las «zonas de su uso predominante», como recoge el texto presentado por los socialistas. Podemos apuesta porque la redacción de ese artículo sea lo más genérica posible para que después la ley de uso baje al detalle, de tal forma que ahora no se pretenda hacer una redacción minuciosa de la oficialidad, sino que se opte lo práctico.
Sea una redacción u otra, lo que este mediodía se intentará dilucidar es si se sigue adelante o no. Si Foro, que acudirá con el mandato de la Comisión Directiva de mantener en pie la exigencia de abordar la fiscalidad, entra a hablar de Estatuto y sigue en cuestiones ajenas a su articulado. Hace unos días, en una entrevista a Ovidio Zapico (IU) en este diario, cuantificaba que los demás ya han aceptado el 75% de las exigencias de Foro.
La última, o casi
La reunión de hoy será la última, o casi. Cada uno por donde ha venido, si las exigencias se mantienen y resulta imposible avanzar. O, si se sigue hablando, se entrarán en jornadas frenéticas para tener listo el articulado del texto que se pretende registrar en la Junta como máximo el 31 de enero para que se inicie su tramitación. Así se cuenta que se llegaría a aprobar en este periodo de sesiones y mandarlo a Madrid.
Quedaría la vía, a todas luces inviable a día de hoy, de reformar el Estatuto sin el asturiano, y recuperar el apoyo del PP, quien siempre dijo que estaba de acuerdo en casi todo lo que proponen los socialistas menos en la oficialidad. O un camino más, que se modifique la actual ley de uso, aunque sin ser el asturiano lengua oficial.
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