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Uno de los concursantes en la prueba de 'sábanu'.

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Uno de los concursantes en la prueba de 'sábanu'. FOTOS NEL ACEBAL

La última olimpiada rural

La lluvia no consiguió aguar la Fiesta del Segador de Benia de Onís, que cierra el agosto de este tipo de celebraciones

pablo a. marín estrada

Miércoles, 29 de agosto 2018, 02:02

La tarde no estaba precisamente para ir a la hierba, pero la lluvia y las intermitentes tormentas eléctricas de verano que sacudieron los cielos de Benia de Onís no consiguieron desarmar la Fiesta del Segador, que un año más volvió a congregar a decenas de asistentes en el prau de la iglesia de Santa Eulalia. Carrera de sacos, con madreñes y portando a las espaldas un 'sábanu' cargado de hierba fueron las modalidades de atletismo de esta ya clásica olimpiada veraniega de deporte rural en la que también se compitió en las especialidades de cabruñu, segado a guadaña y tiro de cuerda.

Tras el reparto de la tradicional 'parva' (bocadillo de queso Gamonéu con anís) por las calles de la capital del concejo durante el mediodía y con el cielo cubierto de nubes, las peores previsiones meteorológicas se cumplieron en las primeras horas de la tarde con un contundente chaparrón que interrumpió los juegos infantiles cuando se disputaba la carrera de sacos. El público que asistía se vio obligado a correr a atecharse bajo el toldo de la barraca de la fiesta y allí, a pesar de la fuerza con la que descargaba el chubasco sobre el prau, el alcalde de Onís, José Manuel Abeledo, era optimista sobre la posibilidad de que el aguacero 'abocanase' durante la celebración de las pruebas para adultos y declaraba que «nada va impedir que disfrutemos de los juegos. No hay plan 'B' y estoy seguro de que la lluvia nos va a respetar».

Al lado del regidor, el Zagal de la fiesta, Ángel Sánchez 'Gelu', también, desde su experiencia en ejercer este cargo electivo (lo votan las mozas del pueblo en la víspera y luego él es quien designa a quien será la Zagala), apostaba también por mantener la calma: «Desde que yo recuerde nunca se suspendieron los juegos y la pena es que este año igual hay gente de fuera que no se anima a venir al ver este tiempo», señalaba. Vecino de Benia y empleado en la quesería familiar 'Vega de Ario' manifestaba su ilusión por sumar un año más a los once en los que lleva siendo el favorito de las 'zagalas'. Su principal motivo: «Es la manera de vivir la fiesta desde dentro y colaborando en todas las actividades», aseguraba, y es que su cargo, lejos de representar privilegios «tiene muchas obligaciones», entre ellas las de participar en las diferentes pruebas deportivas.

«Nada va a impedir que disfrutemos. No hay plan B», decía el alcalde de Onís

La 'zagala' de esta nueva edición de la Fiesta del Segador, Virginia López, disfrutaba de la mayor relajación de funciones de su cargo y aún no había hecho de presencia en el prau de la Iglesia. Quien sí llevaba toda la jornada echando una mano para que todo saliese bien era su 'jefa' en el trabajo y amiga, Olga Vázquez, voluntaria en la organización. «Somos entre veinte y treinta personas las que trabajamos de forma desinteresada en la fiesta, aunque colabora todo el mundo, no solo la gente de Benia, también de Avín y de todos los pueblos», detallaba. Cerca de ella el asistente más joven, Eloy Rodríguez, de Bobia de Arriba, que con apenas quince días y su madre, Alba, aún recuperándose del parto en el hospital, dormitaba en su carricoche con un pañuelín de zagal al cuello, paseado por su padre, Eloy, uno de los tres taxistas de Onís. «Le hicimos el pañuelín a la medida. La pena es que no pueda estar aquí mi mujer para verlo», apuntaba, apoyando sin dudas la celebración de la fiesta, «aunque a los cabruñadores se-yos moye un poco el culo. Seguro que abocana».

Y el vaticinio de Eloy se materializó. La lluvia se fue retirando justo a la hora de comienzo de las pruebas. Edi Riveros, nacido en Barranquilla (Colombia) y vecino de Benia desde hace doce años volvía a revalidar su título en una carrera de sacos con final accidentado. El pilonés Juan Carlos Rodríguez se alzaba con el triunfo al sprint en la carrera de madreñes y el local Francisco Noriega era el más rápido atropando y cargando el 'sábanu' de hierba con un crono de 1,08 m. También se impuso en el concurso de siega.

Las siguientes pruebas sufrieron de nuevo la acción de las nubes inquietas y el concurso de 'cabruñáu', que ganó Antonio Sánchez, discurrió bajo un orbayu intermitente que se convertiría en definitivo chaparrón durante la siega de prau, añadiendo mayor mérito a la pericia que mostraron los once participantes de la prueba reina de esta Olimpiada Rural de Verano que la lluvia no consiguió aguarles a los vecinos de Benia y que un año más sirvió para recordar los esforzados oficios que dibujaron su incomparable paisaje humano y natural.

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