Composición de Renfe en Montiana el pasado junio con el horno alto al fondo. ÁLVARO FERNÁNDEZ

La UE exige adaptar Lena-Gijón a trenes de carga de 740 metros, un 64% más largos que ahora

La reforma deberá estar acabada antes de 2030 e incluir el sistema ERTMS. Elevar la longitud es clave para reducir los costes del transporte

RAMÓN MUÑIZ

GIJÓN.

Lunes, 31 de octubre 2022, 01:04

El Ministerio de Transportes tiene tres compromisos con la red ferroviaria. De un lado abrir la variante de Pajares en mayo y que eso permita viajar de Gijón a Madrid de 3 horas y 20 minutos (2 horas y 56 desde Oviedo). Del otro, ... cumplir el Plan de Cercanías 2017-2025, con sus 182 obras por importe de 1.107,8 millones ideadas para poner al día la red de proximidad de ancho métrico (Feve) e ibérico (Renfe). Ambas son promesas políticas de cara a los viajeros. Existe sin embargo un tercer compromiso con rango legal que obliga a modernizar el tramo Lena-Gijón pensando en las mercancías.

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El deber nace del Reglamento 2021/1153 que amplió la Red Básica europea. Esa norma incorporó el tramo Valladolid-León-Gijón al Corredor Atlántico, lo que permite desde entonces solicitar fondos europeos para cofinanciar su mejora, oportunidad aún por aprovechar. Aunque políticamente se llevaba años peleando por entrar en el Corredor Atlántico, a la hora de la verdad faltan proyectos maduros como para transformarse ya en obras. Solo este tipo de proyectos son los que pueden acudir a las convocatorias anuales que organiza la Comisión Europea para financiar obras.

Además de la posibilidad de pedir ayuda económica, formar parte de la Red Básica implica obligaciones especificadas en el Reglamento 1315/2013. Ahí se establece que los tramos con ese rango de prioridad deberán ser aptos para soportar un tráfico de mercancías con una carga mínima de 22,5 toneladas por eje, 100 kilómetros por hora «de velocidad de la línea y la posibilidad de que en ellas circulen trenes de 740 metros de longitud». Otro requisito es que dispongan del sistema de control de tráfico que en España se está aplicando a las líneas de alta velocidad, el ERTMS.

Una anomalía nacional

Estos parámetros deben estar operativos, según acotan los reglamentos, en 2030 a más tardar. Desde Bruselas se subraya que lograr composiciones más largas es lo que permite mover más toneladas en cada flete y así reducir costes económicos y ambientales. Según este análisis, ahora en otros países circulan composiciones de más de 740 metros de longitud que, al entrar en España, deberían cambiar de locomotora y vagones por el distinto ancho de vía y, además, habría que fragmentar el convoy en varias composiciones porque la red ferroviaria nacional no soporta semejantes longitudes operativas.

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Según la declaración de la red de Adif, guía que marca las pautas con las que se operar, el segmento León-Lena-Gijón admite composiciones de un máximo de 450 metros de longitud, que se pueden estirar a hasta los 550 si hay un permiso especial. Es decir, el reglamento comunitario implica ampliar un 64% la longitud habitual. La situación al respecto en el resto del país no es mucho mejor, con tramos que en el mejor de los casos permiten 550 metros en servicio normal y 600 como excepción. En el tramo asturiano, además, el sistema de gestión es Asfa digital, no ERTMS.

Carlo Secchi, el coordinador comunitario para el Corredor Atlántico, es el encargado de ir supervisando cómo los paises se adaptan a estas normativas. Su último informe anual, presentado en verano, acreditaba la anomalía que supone España. Aquí no hay un solo tramo del corredor adaptado a los convoyes de 740 metros, mientras en Portugal está listo al menos el 10% y en Alemania y Francia todos los segmentos del mismo corredor.

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El documento subrayaba que el plan de despliegue del sistema ERTMS remitido por España no incluía la instalación del mismo en León-Gijón hasta después de 2030, lo que contravendría el reglamento. La expresión que utiliza Secchi para referirse al asunto apunta a que la línea asturiana sería un «cuello de botella» del corredor, término que no alude tanto a una saturación de trenes como a una discontinuidad en los sistemas de gestión de tráfico.

Concreciones

Un matiz. El reglamento que impone la transformación de la línea central asturiana está en trámites de revisión. La propuesta de la Comisión Europea mantiene el requisito de permitir la circulación de mercantes de 740 metros en 2030, pero concreta mejor qué implica. En tramos de doble vía como Lena-Gijón se daría por bueno que el 50% de los surcos (los permisos para circular) estuvieran abiertos a trenes «con una longitud mínima de 740». El borrador habla de prepararse para llegar a los 1.500 metros.

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Eso sí, como es costumbre en Bruselas, el borrador deja una puerta abierta para que el ministerio de turno incumpla estos parámetros. Le basta con justificar que las obras son inasumibles o el tramo tiene limitaciones derivadas de las regiones «remotas, insulares, periféricas y montañosas, o zonas escasamente pobladas, o en los casos de redes aisladas o parcialmente aisladas».

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