Lunes, 24 de diciembre 2018, 02:50
La rampa de Pajares obliga a los trenes a remontar hasta una cota de 1.230 metros sobre el nivel del mar. Con la variante los trenes se acercarán a los mil metros, en Pola de Gordón, y desde ahí descenderán hacia Asturias protegidos de ... las inclemencias del tiempo dentro de los macrotubos. Los técnicos trabajan con la idea de que incluso así la meteorología «puede condicionar los horarios y la puntualidad, especialmente en caso de temporal de nieve». En la rampa el mayor problema es que la nieve impida el avance. Aunque en Campomanes y Pola de Gordón es habitual la nieve, a lo que se teme es a la congelación de los rodales, fenómeno que «si bien se acrecienta cuando el tren circula por zonas más frías, en general se presenta en casi todos los recorridos», explican en Adif. La variante mitiga el problema, pero no lo resuelve. Para reducir los problemas el cambiador de ancho necesitará de sistemas que descongelen con rapidez los rodales.
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