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ROSALÍA AGUDÍNALBERTO ARCE
OVIEDO.
Jueves, 24 de enero 2019, 02:47
«Esto no es normal, ¿Cómo vamos a entrar ahora en nuestra casa? Nuestra vida está allí», decía la joven Elena Gayo con los ojos bañados en lágrimas mientras el río Nalón, furiosamente desbordado, anegaba por completo la carretera AS-233, en la villa ... de Trubia, justo frente a la vivienda de la que la desalojó ayer la Policía Local por las graves inundaciones que sufrió esta localidad ovetense. Las fuertes lluvias causaron destrozos en Trubia y los pueblos cercanos. Los problemas más graves se localizaron de nuevo en el valle, donde la fuerte crecida del río lo arrasó todo a su paso. Numerosos argayos de pequeña magnitud, un puente cerrado al tránsito de peatones, tres carreteras cortadas, varias familias desalojadas y un volumen de agua que aumentaba por momentos fueron algunos de los contratiempos que pusieron en alerta a las autoridades y a las decenas de vecinos afectados.
Todo quedaba sumergido. Había más de tres palmos de agua en el aparcamiento del restaurante Casa Puyo, en la carretera de Avilés, también cortada, que obligaron a cerrar el negocio a las cinco de la tarde. En 2009, en una situación similar, los bomberos tuvieron que rescatar a los propietarios del local de su interior. Mientras tanto, muy cerca, en Godos, la cuadra de Manuel Sigfrido Arnaldo, 'Felo', fue víctima de un argayo. «Más daño ya no nos puede hacer la lluvia», aseguró. Y también muy cerca una familia se encontraba en otra tesitura. Jesús Rujas e Isabel Fernández vieron cómo, poco a poco, el Nalón se metía en su cocina. «Hace unos cinco años pasó lo mismo, «lo peor es la impotencia», dijo Fernández.
Fue en Piedrallasa donde se vivió la situación más delicada. Allí, una familia con seis menores fue desalojada de su vivienda. Dos de ellos pudieron ser realojados con familiares, pero los otros cuatro se trasladaron junto con sus padres al hotel Carbayón de Oviedo, lugar en el que los Servicios Sociales municipales tienen habitaciones reservadas, acompañados por la Policía. Y cuatro alumnos del IES Río Trubia tuvieron problemas para volver a sus casas porque el agua había anegado el acceso.
Cuando el hijo de Toño Rodríguez, vecino de Sorriba, en Grado, se dirigió a trabajar a primera hora de la mañana se encontró con dos argayos. El Ayuntamiento trabajó durante el día para quitar las piedras y a esta incidencia se debe sumar unas inundaciones el barrio de los Niserinos y en el Puente del Rosal.
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