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Se dice que tras el hormigón no hay corazón, que pocas cosas más aburridas que una carretera. Sin embargo a las infraestructuras se las puede mirar como a las pirámides. Requieren mucho dinero, ingeniería, voluntad política sostenida, trabajo. Dan la medida de las sociedades que las levantan, evidencian qué priorizó la generación que las hizo.
España se precia de ser una potencia ferroviaria, el segundo país del mundo en kilómetros de alta velocidad, exporta talento que materializa una línea para el AVE en mitad del desierto. Capacidad hay, pero la red de ancho métrico (Feve) parece privada de ella. En Asturias opera con 37 trenes de viajeros; tienen 31 años de edad media y la mitad anda en las cuatro décadas. Por comparar, la edad media de la flota de Rodalíes (la marca de las cercanías de Renfe en Cataluña) ronda los 23 años y el Gobierno central acaba de firmar una inversión de 858 millones para darle 97 trenes nuevos. Las unidades asturianas son unas veteranas y el escándalo de los modelos que se diseñaban incompatibles con los túneles les supone un problema más.
La activación del Asfa digital, por ejemplo. Por mandato comunitario estaba prescrito que los trenes de Feve debían dejar atrás el sistema de señales y gestión del tráfico Asfa manual y pasarse a la versión digital. Sobre el papel, un paso adelante. En la realidad como la infraestructura no tenía las balizas adaptadas la activación del mecanismo ralentizó trenes ya de por sí lentos. En mayo de 2022 el cambio implicó que Oviedo-Santander alargara en 45 minutos el viaje hasta las 5 horas y 35 minutos. Son 38 kilómetros por hora de velocidad comercial. En 1953 la línea la cubría un automotor Brissoneau, construido en 1935; tardaba 13 minutos menos. En noviembre de 2021 se activó entre Gijón y Avilés, dejando entre 46 y 52 minutos el viaje. En 1922 el tren Musel-Avilés invertía solo uno más. El ingenio dejó San Esteban a 1 hora y 44 minutos de Oviedo, que es tres minutos más que en 1913.
El Asfa digital, eso sí, expulsó de Asturias a la Serie 2600, la más vieja del parque, salida de fábrica entre 1966 y 1974 e incompatible con el sistema. Hoy circulan en León. Asturias recibió a cambio trenes de la 2400, que llevan cuatro décadas de trabajo. El material es viejo, el Asfa lo ralentizó y a ello se une la infraestructura. Los maquinistas tienen orden de reducir la velocidad en 43 tramos por el mal estado de la vía, las trincheras, los pasos superiores u otros defectos.
Quizás esa acumulación de desastres explican los siguientes. Según la última memoria anual de Renfe, sus trenes de ancho métrico en Asturias le aportan el 0,44% de los viajeros de cercanías. La cuota sube al 1,2% de sumar los de Cantabria. Es una red en la periferia de la periferia. Solo el firme convencimiento de que ha dejado de ser prioritaria explica que sus problemas -sea el diseño de un nuevo tren o el mal funcionamiento del sistema Asfa- no se arreglen en tiempo razoble, simplemente se sobrelleven.
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