Transportes reactiva las obras para reparar el nudo de Serín en la autopista 'Y'

Sobre el asunto se le preguntó a la delegada del Gobierno, Delia Losa: «Las obras continúan; hubo días sin operarios y nos alarmamos, pero es que las obras también se hacen en los despachos, con trabajo técnico y de ingeniería». Según confirmó, los trabajadores volvieron al terreno ayer «mientras se ultima el modificado para poder cerrar esta actuación».

Losa adujo que al iniciar esta operación de saneo del bache más peligroso de la 'Y' «podías tapar simplemente o entrar en profundidad, pero este ministerio lleva las obras con rigor y profesionalidad», por lo que optó por ampliar el alcance de la actuación para asegurarse de que el resultado sea duradero, aunque para ello deba ampliar los plazos y molestias inmediatas a los usuarios. «Se trabaja con intensidad y el objetivo es acabar cuanto antes», dijo la delegada del Gobierno.

Losa indicó que el plazo de finalización anunciado por el ministerio se sitúa en el tercer trimestre del año, pero «siempre se intenta acortar». Por todo ello y asumiendo que el punto soporta «un tráfico muy importante», solicitó a los conductores «un poco de confianza y paciencia».

Los trabajos de reconstrucción de un tramo de 200 metros del firme de la autovía del Cantábrico (A-8) en su punto kilométrico 392 se adjudicaron en 2019. Su objetivo es resolver la principal patología que presenta la 'Y' desde su inauguración. En esta zona la ladera colindante tiene una composición de limos y arcillas específica; al caer el agua de lluvia hay materiales que se hinchan y activan un deslizamiento que presiona el hormigón de la autovía, hasta quebrarlo.

Los trabajos comenzaron en 2019 ejecutando una red de pozos drenantes en la ladera, para restarle fuerza y solventar el origen del problema. Los operarios descubrieron que las cimentaciones de parte de los nuevos pozos no aguantaban bien, lo que motivó un parón de cerca de tres años en los trabajos y la tramitación de un modificado.

Dado que el firme seguía rompiéndose y convirtiendo el lugar en la zona más peligrosa para los usuarios (especialmente para motoristas y camioneros) el pasado septiembre, al retomar las obras, se cambió su planificación para atacar directamente la fase que consistía en demoler el hormigón, sanear su subsuelo y reconstruir la calzada. Es la parte que más afecta al tráfico, pero indispensable para completar la faena.

El pasado septiembre se abrió ese tajo, con un desvío del tráfico hacia la otra calzada. Luego se demolió el carril más próximo a la ladera. La operación evidenció a los ojos de los ingenieros del ministerio que lo conveniente era excavar más y retirar más subsuelo para evitar problemas futuros.

El proyecto con el que se contrató la obra no detalló la profundidad de ese saneo, porque para ello habría tenido que cortar el tráfico y ejecutar sondeos. Ahora, con toda la información del terreno, se espera retomar una actuación que será más amplia de lo previsto, pero se espera conseguir una solución definitiva a un problema con el que la 'Y' lidia desde su inauguración.