LAURA MAYORDOMO
GIJÓN.
Lunes, 23 de diciembre 2019, 01:45
Nació en Zaragoza hace 39 años, pero se siente asturiano de adopción. Se trasladó al Principado con tres años, se licenció en Química y realizó la tesis -bajo la dirección de los catedráticos José Barluenga y Fernando Aznar- en la Universidad de Oviedo. Pero ésta « ... no apostó» por él cuando Martín Fañanás tuvo la opción de regresar a España con un contrato Ramón y Cajal tras su estancia postdoctoral, «con un premio Nobel», en Holanda. Ahora trabaja en el Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares de la Universidad de Santiago de Compostela (CIQUS), creado en 2011.
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-El Consejo Europeo de Investigación concede dos millones de euros a su proyecto de investigación.
-Y gracias a eso voy a poder llevarlo a cabo. Tristemente, en este país estamos acostumbrados a que la financiación no sea de esta cuantía. Eso no te permite acceder a la gente experimentada que necesitas para hacer cosas más difíciles. Casi el 50% de la ayuda se destinará a contratación de personal. Incorporaremos nueve personas al equipo.
-Buscan una tecnología que permita aprovechar el metano y transformarlo en fármacos o combustibles. ¿Eso cómo se consigue?
-No es fácil. El metano, casi la materia prima más abundante, es muy poco reactivo. Es un átomo de carbono unido a cuatro de hidrógeno y ese enlace es muy fuerte. Proponemos una tecnología novedosa que permita romper ese enlace y reemplazar un hidrógeno por un metal. Eso se podría transferir a otro sistema metálico y, de esa manera, poder insertar lo que nos quedaría, un CH3,en otros sustratos orgánicos para hacer moléculas más complejas.
-¿Cuál es el potencial del metano?
-Es algo que tenemos ahí y tenemos que usar. En lugar de quemarlo, como hacemos ahora, porque el 90% del gas natural es metano, ¿por qué no convertirlo directamente en productos de valor añadido? Se trata de usar de forma eficiente los recursos que tenemos en el planeta y hacerlo de forma alternativa a lo que se está haciendo ahora. La idea es desarrollar métodos alternativos del uso de una materia prima tan abundante.
-¿Serán suficientes los cinco años que cubre la ayuda ERC Consolidator Grant para obtener resultados?
-Espero que generemos la base de la tecnología. Y que en unos años, no podría precisar en cuántos, esto se pueda aplicar y tenga una repercusión en la sociedad.
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-¿Esta ayuda le permite a uno ser más ambicioso en sus proyectos?
-Totalmente. Sin esta ayuda sería imposible desarrollar este trabajo.
-¿Sería posible estar en el punto en que está ahora si, al retornar de Holanda, en lugar de en Galicia se hubiera asentado en Asturias?
-No sabría decir. Volver a un centro como el CIQUS me ha permitido hacer muchísimas cosas. Y que sea un centro reconocido internacionalmente te da una cierta visibilidad. Hacer las cosas que he hecho aquí, igual sí, pero que hubiera tenido el mismo reconocimiento y sobre todo la misma visibilidad a nivel internacional sería difícil de asegurar.
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-¿Se apuesta en el Principado por los investigadores jóvenes?
-Lo que veo es que faltaría hacer centros de investigación como en el que yo estoy. En Asturias existe un sistema departamental, clásico, basado en la Universidad, en el que no es necesariamente fácil para un investigador joven establecer su grupo independiente. Crear centros como en los que trabajamos los tres asturianos que hemos recibido la Consolidator Grant, y lógicamente una filosofía de potenciar ese talento que regresa del extranjero con ideas nuevas, ayudaría a potenciar esto que le digo y que tanto valora el Consejo Europeo.
-¿Usted tuvo al menos la opción de investigar desde Asturias?
-Cuando conseguí la Ramón y Cajal podía hablar con las universidades e ir allí donde me quisieran. Es algo mutuo. En ese momento, por las razones que fuera, la Universidad de Oviedo no apostó por mí. Sí lo hicieron en Santiago.
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-¿Qué haría falta para que el Principado pudiera recuperarle como investigador?
-No hablo por mí, sino en general. Creo que si tuviéramos las mismas posibilidades de desarrollar la investigación, en cuanto a facilidades, equipo científico o laboratorios nuevos, si se valorase la figura del investigador, a nivel económico y de trato, y sobre todo si se reuniesen los mínimos y un poquito más para llevar la investigación al mismo nivel...
-¿Qué le parece el plan Margarita Salas de captación y retención del talento?
-Me parece buena iniciativa, pero lo que veo en este tipo de programas, que a priori están muy bien, es que hay que cuidarlos mucho y verlos a largo plazo. Si se tiene dinero para contratar durante cuatro o cinco años, a esas personas se les tiene que dar una posible continuidad. No se les puede decir 'se acabó el programa y ya está. Te buscas la vida'. Eso hace que deje de ser atractivo.
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