Secciones
Servicios
Destacamos
CHELO TUYA
GIJÓN.
Domingo, 9 de mayo 2021, 02:05
20 millones de ingresos anuales. 350 empleos fijos. Unas cifras calculadas «en el escenario más conservador», ya que la horquilla llega a los 30,5 ... millones. Ese es el peso económico que la Fundación Oso Pardo (FOP) pone sobre las espaldas de los 330 ejemplares de oso pardo que, calculan, habitan en la cordillera Cantábrica. De su presencia y, sobre todo, de su posible avistamiento dependen el 40% de la facturación de las empresas de los concejos en los que viven. Y el 30% del empleo.
Así lo indica la FOP en su última publicación, en la que hace una extensa radiografía de la recuperación de la especie en la cornisa Cantábrica, así como de su impacto social y económico.
En un muestreo «llevado a cabo entre 198 empresarios ubicados en treinta y dos municipios de Asturias, León, Lugo, Palencia y Cantabria», los autores destacan entre los resultados que «el 40% de los negocios encuestados percibe que su facturación y clientela dependen, en algún grado, de la presencia del oso pardo».
Los más dependientes del oso son, «los negocios dedicados a prestar servicios relacionados con turismo de naturaleza y ecoturismo, así como los de gestión de equipamientos, educación ambiental y consultoría». La posibilidad de encontrarse o poder fotografiar a un oso en su hábitat es tirón suficiente como para apostar por ese concejo como destino turístico.
Con el impacto económico, el estudio señala que llega el laboral. «El oso pardo es un recurso productivo que contribuye a generar o mantener empleo en aquellos casos en que más del 30% de la facturación del negocio está asociada a su presencia».
Y hacen sus propias cuentas. «Hemos estimado que por cada millón facturado en 2017 por los negocios que se declararon económicamente dependientes del oso se han sostenido o creado 17 empleos directos en el medio rural». Extrapolando esos resultados a los veintiséis municipios oseros donde se realizó la encuesta, la FOP concluye que «en el escenario de cálculo más conservador, el oso pardo contribuyó a generar 20 millones de ingresos en el tejido productivo rural y a crear o sostener de forma directa 350 empleos (hasta un máximo de 519) a tiempo completo, mayoritariamente residentes en la misma localidad del negocio».
A estas cifras hay que añadir, «los efectos indirectos», que la FOP deja claro que no incluye. «Los resultados no incluyen los efectos indirectos del oso en las economías locales y, en todo caso, sólo recogen una parte del Valor Económico Total (VET) del oso pardo». Y ponen como ejemplo «la producción audiovisual y bibliográfica del efecto de marca de naturalidad y calidad ambiental de Asturias».
Uno de los autores del informe, el biólogo de la FOP Fernando Ballesteros, destaca, además, la importancia del impacto social del oso «en la fijación de población. Hablamos de núcleos rurales en declive demográfico a los que el crecimiento económico vinculado al oso supone una ayuda».
Una aseveración que comparten los portavoces del sector turístico rural. Para el presidente de la Federación Asturiana de Turismo Rural (Fastur), el oso «nunca nos ha causado problemas».
Adriano Berdasco se alinea con el informe de la FOP que destaca «la situación de concejos como Proaza o Somiedo, donde se ha convertido la imagen del oso en una marca diferenciadora de su territorio y sus negocios», ya que Berdasco tiene su establecimiento rural en Somiedo. Pero también desde otra de las zonas oseras, Cangas del Narcea, el mensaje es positivo. «Aquí se conocen daños del oso en panales o frutales, pero nada más», señala Ana Llano.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La juzgan por lucrarse de otra marca y vender cocinas de peor calidad
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
El Sporting de Gijón destituye a Rubén Albés
José L. González
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.