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MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Jueves, 15 de febrero 2018, 04:05
El caudal de los ríos asturianos comenzó a subir de manera apreciable a partir del mediodía de ayer. Las elevadas temperaturas, con una máxima alcanzada en Gijón de 21,3 grados, y las últimas lluvias aceleraron el deshielo, lo que ha provocado que los ... caudales comiencen a ser notables. La situación es más evidente en el río Narcea, sobre el que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) está realizando un seguimiento especial. En Quintanas (Pravia) el caudal alcanzó los 2,25 metros, mientras que en Requejo (Salas) se situó en 3,14; en La Barca (Belmonte de Miranda), 4,65; y en Corias (Cangas del Narcea), 9,91. También se vigiló de cerca el río Pigüeña, que abastece al Nalón, en Puente de San Martín (Belmonte de Miranda), pues alcanzó los 1,56 metros de altura.
El resto de los ríos del Principado mantuvo una tendencia dentro de lo normal, pero con una tendencia al alza. Así, el Deva, a su paso por Panes (Peñamellera Baja), llegó a 2,19 metros; el Sella a su paso por Cangas de Onís, a 3,16; el Nalón, en Grullos (Candamo), a 3,07; el Navia, en San Antolín de Ibias, a 1,08; y el Eo, en San Tirso de Abres, a 1,8.
En la CHC se mantienen en alerta y realizan un seguimiento para prevenir inundaciones. «Estamos realizando una labor de previsión y planificación por si hubiese mucho deshielo y viniese acompañado de abundantes precipitaciones», explican. Por ahora, los ríos asturianos están en seguimiento y no hay ninguno en situación de alerta. No obstante, señalan que, si sube la temperatura y al deshielo se suman unas lluvias abundantes, «la situación se complicaría».
Mientras, los vecinos de Cangas del Narcea pasean por las orillas del río sin temer, de momento, que se desborde. «Esto no es nada. Yo he visto cómo el agua llegaba a los bloques de pisos que hay justo ahí», cuenta, mientras señala los edificios que están a su espalda, el cangués Emilio Yánez. «No hay de qué preocuparse, o, por lo menos, no por ahora», afirma Falo Torrealba, que recupera una estampa de su infancia en la que la nieve cubría la calle Arrastraculos. «Aquello sí que eran nevadas y riadas. Lo que pasa es que, tras las obras del verano en el río, con estos saltos, impresiona más», dicen los vecinos en alusión a las obras para consolidar las márgenes en la confluencia de los ríos Narcea y Naviego y así proteger los pozos de saneamiento.
«Lo peor está por venir. Si suben las temperaturas y comienza a bajar la nieve de las zonas altas, entonces sí que podríamos tener un problema», predice Torrealba. Por el momento, los vecinos vigilan los regueros y las fuentes de los pueblos, los primeros en recibir las aguas del deshielo.
En la ribera del Sella también reinaba ayer cierta preocupación por lo que pueda ocurrir en los próximos días. «El río, de momento, baja bien. De hecho, en comparación con la semana pasada, ahora está unos dos metros más bajo, por lo que no estamos alarmados, aunque sí muy pendientes ante cualquier posible subida del nivel del agua», señalaba José Ramón Antón, de Toraño (Parres). Y recordaba cómo hace unos años el Sella anegó el puente de acceso al pueblo, dejando a los vecinos incomunicados.
Río arriba, en la localidad canguesa de Triongo, Javier Rodrigo reconocía que «aquí vivimos con un ojo puesto en el río de continuo, pues desde 2011 no volvieron a limpiar los cauces y en cualquier momento podemos tener un problema». Ya en el tramo final del Sella, en Santianes (Ribadesella), Miguel Calleja explicaba cómo en las últimas crecidas el agua llegó a cubrir su garaje y apuntaba que sí se acerca «dos o tres veces al día» a comprobar cómo va el nivel del río.
Una de las causas de este aumento paulatino de los caudales es el incremento de las temperaturas. Las máximas alcanzadas en la región fueron 21,3 grados, en Gijón; 20,8, en Colunga y Mieres; 20,5, en Noreña; 20,4, en El Entrego; y 20,1, en Oviedo y Piloña. Pero es que en zonas altas de la cordillera también se llegó a máximas bastante elevadas, como en Amieva (16,7) y Pola de Somiedo (16,5). Esta situación hace que, además, sea muy importante el riesgo de aludes en los Picos de Europa, en las carreteras de alta montaña de los puertos de San Isidro (AS-117) y Tarna (AS-117), y en la que une Poncebos con Sotres (AS-264).
Hay otras consecuencias de este aumento de temperaturas. Una es el argayo que desde el lunes mantiene cortada la antigua AS-17, entre Barredos y Pola de Laviana; está previsto que hoy se abra uno de los carriles. El equipo de gobierno lavianés detalló que «se están colocando unos bloques de hormigón provisionales para evitar futuros desprendimientos». Y en Piloña operarios municipales trabajaron ayer en limpiar la pista, cerrada por un alud, que parte del área recreativa de La Pesanca y se dirige a la Foz de Moñacos y Degoes. Aunque las labores quedaron muy avanzadas, no será hasta hoy cuando se prevé que la vía quede despejada.
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