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A. ARCE
OVIEDO.
Sábado, 25 de enero 2020, 01:57
Sobrecogidos y muy tristes. La capilla del tanatorio El Salvador de Oviedo se quedó pequeña ayer para despedir a Abel González, el chófer de 44 años y vecino de Teverga que falleció en la noche del miércoles tras sufrir un accidente en la autopista de ... la 'Y'. «Ya te estoy echando de menos, has dejado un vacío muy grande en mi corazón», afirmó, desgarrada, la viuda, Cristina Luengo. «Te querré toda mi vida. Descansa, mi amor».
La víctima, que sobrevivió al fuerte impacto y permanecía con vida a la llegada de los servicios de emergencias, circulaba en un coche y sufrió una salida de vía, por causas que todavía se están investigando, en el punto kilométrico 11.300 de la carretera. Falleció durante el traslado desde el lugar del siniestro al hospital más cercano. Pese a los esfuerzos, los profesionales del equipo sanitario desplazado a la zona no pudieron hacer nada por evitarlo debido a la gravedad de las lesiones que presentaba. Deja mujer, no tenía hijos.
Residente en Siero e hijo de la taxista de Teverga 'Ludy', el fallecimiento González causó conmoción en toda la localidad. Ayer, momentos antes de las exequias, el concejal del grupo municipal socialista del Ayuntamiento tevergano, José María González, quien acudió a El Salvador a mostrar su apoyo a la familia, aseguró que «Abel era una muy buena persona, un vecino ejemplar del que nunca nadie podrá decir una mala palabra; un buen marido y un buen hijo al que todos echaremos mucho en falta», apuntó.
Durante la ceremonia, oficiada por el párroco asignado a El Salvador, Gaspar Argüelles, ensalzó las virtudes de los amigos del fallecido. «El buen amigo no es el que te dice constantemente lo mucho que te quiere, es el que sabe dónde tiene que estar, cuándo tiene que hacerlo y cómo: en silencio y apoyando», explicó el sacerdote frente a la familia.
No faltaron amigos, ni vecinos de Teverga, por mucho que no hubiese lazo directo de parentesco ni amistad cercana. «Es un pueblo pequeño y nos conocemos todos», afirmó, a la entrada del tanatorio uno de los allegados de González. «Si llora uno, lloramos todos», aclaró. «Juan era un chaval muy alegre, siempre tenía alguna anécdota que te alegraba el día. Era un trabajador nato y muy hablador», relató, además, uno de sus más íntimos amigos.
Por la tarde, los familiares y amigos más cercanos le ofrecieron su adiós definitivo en la iglesia de San Pedro de Villamayor (Teverga), donde fue enterrado junto a otros de los miembros de su familia.
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