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Compromiso militante. Teresa Tuñón -junto al también brigadista Belarmino García-, puño en alto en un mitin de Izquierda Unida. e. c.
Teresa Tuñón gana su última batalla

Teresa Tuñón gana su última batalla

Eutanasia. Hacía más de dos décadas que la brigadista quirosana había escrito su voluntad de que «no se prolongase su sufrimiento en caso de que le pasase algo» en una carta dirigida a sus hijos

AZAHARA VILLACORTA

Sábado, 20 de agosto 2022, 01:07

Teresa Tuñón no quiso flores, ni esquela, ni pompas fúnebres antes de ser incinerada ayer en Pravia. «Lo único que quería, con las cosas clarísimas y una lucidez impresionante, era que su lucha no fuese en vano y por eso alzó la voz para pedir públicamente la eutanasia y agilizar al máximo los plazos», contaba Gloria, una de las hijas de la quirosana de 87 años que, finalmente, el jueves vio cumplido su deseo de «irse, dejar de sufrir y descansar» en su casa de Bárzana, asistida por dos profesionales del Sespa y rodeada de los suyos, de los que se despidió «sin dramas ni victimismos»: «Nos pidió que siguiésemos con nuestras vidas, que la suya estaba vivida y ya no era vida».

Teresa tomó la decisión de poner fin a sus días cuando el cáncer se cebó con ella, dejándola postrada con dolores insoportables, aunque «hacía más de veinte años que había escrito una carta dirigida a sus hijos en la que les explicaba que, en caso de que le pasase algo, no quería que se prolongase su sufrimiento», revelaba la voluntaria de Derecho a Morir Dignamente que la acompañó en el proceso. Y, tras veintiún días de espera que «se le hicieron eternos», el jueves llegó el momento «que ella había elegido: justo cuando se cumplía el primer aniversario de la muerte de su hija Marga», también víctima del cáncer. La tercera de los siete que tuvo que veía marcharse antes de tiempo. Un golpe devastador.

«Hasta eso escogió» la «abuela Trota» («por trotamundos»), como la llamaban sus nietos, porque esta «mujer excepcional y crítica» a la que no se le ponía nada por delante, genio y figura, que fue profesora de FP, militante de IU, cooperante, concejala y brigadista en Irak, donde pasó veintiún días como escudo humano bajo el fuego estadounidense, recorrió el mundo para hacerlo un poco más habitable. Y lo hizo sin que le temblase el pulso, como destacaba José Manuel Zapico, secretario general de Comisiones Obreras de Asturias: «Teresa Tuñón ha ganado su última batalla y con ello culmina una vida llena de esfuerzo, trabajo y dedicación para mejorar la sociedad que le tocó vivir. Hasta el último aliento peleó por abrir camino a nuevos derechos, en este caso, a una muerte digna. Gracias, Teresa, por tu enorme ejemplo de dignidad».

Una gratitud que se extendió a todos los que compartieron con ellas mil batallas por la paz, la solidaridad y la justicia social, a quienes más la querían y a muchos otros que la conocieron tras decidirse a contar su caso públicamente. Compañeros de fatigas y militancia como Beatriz Álvarez, que la despidió «entre la pena de perder a una amiga y la alegría por saber que ha cumplido su deseo». Que recordaba, entre el orgullo y la admiración y ante «un hueco imposible de llenar», cómo «su casa siempre estaba abierta de par en par», como siempre encontró «refugio» en ella y cómo «era alguien que siempre sabía escuchar, aunque, si no estaba de acuerdo en algo, tampoco dudaba en decírtelo».

Como tampoco dudó Teresa en ponerle «deberes» para cuando ella faltase: «Estaba muy implicada en la vida del concejo y nos dejó varios encargos, como conseguir que volviese a funcionar la fuente del pueblo», recordaba con una sonrisa «su ejemplo de coherencia, valentía y compromiso». Así era Teresa Tuñón, «una luchadora incansable» que «se fue como quiso» y que, «más allá de poner fin a un dolor que se prorroga innecesariamente, hizo activismo hasta el final, defendiendo un derecho que es de todos».

Desde Izquierda Unida, su organización de siempre, Ovidio Zapico -que la había visitado hacía pocos días- desvelaba que también les puso tarea esta mujer de una pieza cuyo legado ya es indeleble: «Nos pidió que no cejásemos en la lucha porque todos los trámites relacionados con la eutanasia sean siempre ágiles. Todos esas luchas que ella abrazó son nuestras luchas. Que la tierra te sea leve, compañera».

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