El talento pone rumbo a América

Este año, la mayoría de los becarios asturianos son chicas y el grupo más numeroso, de ocho, procede de Gijón; cinco son de Oviedo, dos de Avilés y el resto de Carreño, Infiesto y Mieres.

Para la mayoría de estos jóvenes, pasar un curso entero a miles de quilómetros de casa, solos, inmersos en otra cultura, viviendo con una familia desconocida es una «aventura de película». Para todos el reto es ilusionante pero, sin duda, a unos les impone más que a otros la experiencia.

En el caso de la avilesina Sara Hoyos, alumna del colegio Santa Luisa de Marillac, «siempre fui muy independiente, desde pequeña, y estudiar en el extranjero es algo que siempre quise hacer». Por eso, cuando supo que había sido seleccionada para ir a Estados Unidos «me sentí eufórica, sobre todo por el esfuerzo que supuso y porque me demostré que era capaz de ello», afirma. Cabe recordar que a estos alumnos se les exige una nota media mínima de siete en tercero de la ESO, además de una media de siete en inglés para optar a la beca.

Olaya Pérez García, del IES Carreño Miranda de Avilés, también se va a Estados Unidos, aunque todavía no sabe a dónde. Lo que más le inquieta a ella es saber «cómo será la familia de acogida, porque hacer amigos seguro que no puede ser difícil con tantos estudiantes de intercambio como habrá». A esta «futura bioquímica», lo que más le ilusiona es «hacer un poco de vida al estilo americano, como en el cine».

Para el gijonés Ander García-Rendueles, del colegio de la Inmaculada, irse a Estados Unidos «es toda una aventura, porque hasta ahora solo he estado en algún intercambio de una semana en Europa», comenta. Pero confía en que «todo va ir bien, lo veo todo muy organizado y eso me da seguridad».

Leonor García Soler, Leo, se irá al sur de Ontario, en Canadá. Esta alumna del IES Alfonso II de Oviedo está «muy ilusionada» con su destino. Eso sí, como otros compañeros, asegura que «cuanta más información nos van dando, más consciente empiezo a ser de la gran experiencia que se nos viene encima. Ante el reto que se avecina, «me preocupa lo mismo que me ilusiona, encontrarme en un entorno alejado de lo que estoy acostumbrada y tener que valerme por mi misma», explica.

A algunos de estos jóvenes, esta toma de consciencia les ha hecho replantearse incluso si dar finalmente el paso o renunciar a la beca. Aunque está muy «orgulloso y satisfecho» por haber llegado hasta aquí, Rafael González Fuertes, también alumno del colegio de la Inmaculada, en Gijón, reconoce que aún no está convencido «al cien por cien» de irse. Insiste en que «todos me animan, incluso mi hermano, que también fue becado, pero todo un año fuera, alejado de todo lo que conozco, me impone mucho».

Por el momento, todos tienen muchas tareas por delante. Tienen que «acabar cuarto» y «hacer bien todos los trámites», para poner rumbo a América, al final del próximo verano.