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Están todos bien, ya han dejado el velero en el que recorrían las islas Eolias en la Marina di Portorosa, en el norte de Sicilia, y anoche dormían en Catania, alejados del peligro. Pero los últimos días de lo que eran unas ... plácidas vacaciones en familia para este grupo de ocho gijoneses no han sido tan plácidos como auguraba el itinerario: un recorrido en barco por este archipiélago del Mediterráneo con parada en la famosa isla de Stromboli, que es en realidad un gran volcán, ese por el que salieron del centro de la Tierra los aventureros de Julio Verne, el mismo que iban a visitar Enrique Arenas, periodista de EL COMERCIO prejubilado, su mujer Rosana García, periodista de RTVE, su hija y varios amigos. Lo que no esperaban es que después de fondear apenas a media milla de la zona más activa del volcán, tan solo unas horas después, cuando se encontraban ya a quince millas de la isla, el cráter estallase provocando el caos entre turistas –«que tuvieron que ser resguardados en la iglesia de San Vicenzo Ferreri»– y navegantes, que huyeron del entorno de la isla mientras sonaban las alarmas de erupción, y todo bajo alerta de tsunami. «Fue un susto de aquí te espero y nos libramos de milagro de estar junto a la isla», comenta ya lejos del peligro Arenas. «Habíamos estado las dos noches anteriores viendo la lava caer en la Sciara del Fuoco, la zona más cercana al cráter. Había mucas explosiones y caían piedras haciendo mucho ruido, pero nadie se esperaba que pasase lo de después», comenta.
Y lo que pasó fue que el volcán estalló, provocando una gran nube de cenizas que cubrió toda la isla y cayó sobre algunos navegantes, que tuvieron que escapar a toda prisa del lugar. «Nosotros también tenemos el barco lleno de ceniza, pero ya estábamos lejos en el momento de la explosión, así que en realidad seguimos adelante con el itinerario previsto, aunque un poco preocupados», explicaba Arenas. Habían estado cuatro horas viendo el espectáculo de fuego, hasta las 00.30 horas del miércoles, cuando decidieron poner rumbo a la isla de Salina, en el centro del arhipiélago. La explosión fue a las 12.17 minutos, cuando ya se había alejado lo suficiente como para librarse de la erupción.
«Entre los que quedaron allí cundió el pánico, y nosotros no estuvimos tranquilos hasta que llegamos a puerto seguro. Desde la explosión, nuestras vacaciones ya no han sido las mismas», reconocía. Aún así, recomienda visitar Stromboli. «La isla es preciosa y toda la zona vive del turismo, sobre todo italianos, franceses y algún español. Para ellos es un drama, porque la explosión espanta a los turistas», explicaba Arenas.
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