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OLAYA SUÁREZ
OVIEDO.
Sábado, 11 de noviembre 2017, 01:12
«Una broncoscopia le habría salvado la vida a la niña». Hasta en cinco ocasiones se reafirmó el forense César Luis Conti en su informe, presentado como una de las pruebas concluyentes en el procedimiento abierto contra la médica del Hospital Central de Asturias (HUCA) ... que atendió a la niña de 18 meses fallecida en Ibias en 2013 días después de atragantarse con un grano de maíz. El médico forense declaró en la vista oral que se celebra en el juzgado de lo Penal número 1 de Oviedo y que ayer se centró en la versión de los testigos.
«Había indicios suficientes para decidir practicarle una broncoscopia. El riesgo de muerte por obstrucción de las vías respiratorias por un cuerpo extraño es infinitamente superior al riesgo que supone realizar una broncoscopia», incidió César Luis Conti, quien afirmó contundente: «No se supo ver el cuadro clínico que presentaba la menor. Una broncoscopia para extraer el grano de maíz la habría salvado». La hipoventilación que presentaba la paciente y el testimonio de los padres sobre el atragantamiento con una palomita habrían sido suficientes, en su opinión, para optar por practicarle la prueba, tal y como solicitaron repetidamente los progenitores. «Nadie se hace una broncoscopia en la peluquería para alisarse el pelo, pero sí se hará cuando se necesite», remarcó ante las insistentes preguntas de la defensa de la acusada sobre las posibles consecuencias que acarrea esta prueba. La radiografía realizada a la menor, Ana Suárez, no fue determinante, ya que al tratarse de un elemento orgánico no aparecía reflejado en la placa.
La Fiscalía solicita para la médica procesada, Estíbaliz V., una condena de un año y medio de cárcel y cuatro de inhabilitación profesional. La acusación particular eleva la petición a cuatro años de prisión y seis de inhabilitación para ejercer la medicina.
Durante la segunda sesión del juicio oral prestaron también declaración los dos médicos forenses que le practicaron la autopsia al cadáver de la niña. «La muerte se produjo claramente por asfixia mecánica debido a la obstrucción de la tráquea por una semilla», aseguraron. «El cuerpo extraño se alojó en un primer momento en el bronquio y navegó luego por todo el árbol bronquial, hizo tapón y durante varios días dejó sin funcionalidad el pulmón derecho. Acabó dilatando y obstruyendo la tráquea», explicaron ante el juez.
Uno de los momentos de mayor emoción en la sala se vivió cuando uno de los forenses mostró al juez el pequeño envase que contenía el maíz que le costó la vida a la pequeña. Sus familiares no pudieron contener el llanto. Tampoco parte del público que seguía el juicio.
«Las imágenes de lo que nosotros vimos en la autopsia son muy significativas», insistieron los dos profesionales, quienes atribuyeron la hipoventilación que presentaba la niña a que el grano de maíz permaneciera alojado en el bronquio derecho. Esa misma tesis fue corroborada por la doctora que llevó a cabo el estudio histopatológico de los restos mortales. «El pulmón derecho de la pequeña presentaba los alveolos distendidos compatibles con esa hipoventilación», dijo, al mismo tiempo que indicó que «es muy poco probable que esos síntomas se debiesen a un catarro anterior». La vista oral se retomará en el juzgado de lo Penal número 1 el próximo viernes, 17 de noviembre, con la declaración de peritos y otros testigos.
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