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No hace tanto, los ganaderos y agricultores asturianos se manifestaban por las calles de Madrid quejándose de que la subida de sus costes (gasóleo, electricidad, piensos, abonos y otros) les dejaba prácticamente sin márgenes de beneficio. Hoy, la convulsión que supone en todos estos mercados el impacto de la guerra de Ucrania está disparando aún más todos estos costes, haciendo entrar al campo asturiano ya directamente en zona de producción a pérdidas, máxime cuando los precios a los que los ganaderos pueden vender la carne y la leche a la gran distribución apenas se ha movido.
Si en enero el diésel agrícola apuntaba hacia el entonces límite psicológico de un euro, ayer se pagaba a 1,33 euros más iva (por encima de 1,62 euros en precio final). Los abonos han subido más del 15% en los últimos dos meses, y el pienso, uno de los principales costes para la ganadería asturiana, supera ya ampliamente los 400 euros más iva por tonelada, cuando al inicio del año pasado se cotizaba a 265.
Todo esto sitúa a la ganadería -y a la agricultura también- asturiana en una tesitura más que delicada. Lo dice en primer lugar el presidente de la IGP Ternera Asturiana, Rubén Fernández: «Cebar un ternero hoy cuesta 100 euros más que hace un par de meses. Los ganaderos ya estamos produciendo a pérdidas y ningún político está reaccionando, pese a que la subida de costes que está generando la guerra hará que los ganaderos caigamos como moscas».
¿Por qué? «Porque ya estamos cobrando por nuestros terneros menos de lo que nos cuestan y estamos mandando vacas al matadero para quitarnos gastos», con la particularidad de que la subida de costes es tan generalizada que «empezamos a tener dificultades para encontrar un camión que las lleve al matadero».
Ganadero de muchas cabezas y uno de los tractoristas que llevaron su tractor a la manifestación de Madrid, el gijonés Iván Cañeda añade que «algunos están aguantando las vacas viejas hasta el 31 de abril para cobrar los 90 euros de ayuda a reproductoras» antes de mandarlas al matadero, pero también es de la opinión de que «cobrando los terneros por debajo de cinco euros el kilo en canal y produciendo con costes que pasan ya bien de 5,2 es imposible vivir. Los precios de la carne van a tener que subir para el consumidor final. Y tendremos que presionar si nadie toma medidas. Sin embargo no hay unión entre los ganaderos, pero lo que habrá que hacer es no sacar ni un ternero mientras no suban los precios que nos pagan».
¿Por qué suben los piensos? El responsable de producción animal de la cooperativa Campoastur, Javier Fernández, explica que «nuestras previsiones se basan en dos preocupaciones: el abastecimiento de materias primas, como maíz, trigo, girasol, soja... y los precios, y en una situación como esta sabemos que hay especulación en los mercados».
Ucrania «exporta casi el 60% del maíz que se usa en Europa para elaborar piensos, así como buena parte del trigo y el girasol, y algo de cebada». La guerra pone en riesgo todo ese abastecimiento (Ucrania tenía previsto, antes del ataque ruso, exportar a Europa 16 millones de toneladas de maíz y 6 de trigo antes de julio, mientras que la propia rusa iba a enviar a los graneros europeos ocho millones de toneladas de trigo y 2,5 de maíz).
En España, los cereales de la zona del Mar Negro son especialmente importantes para la fabricación de piensos ganeros; el 30% de las compras de maíz para esto se hacían hasta ahora a Ucrania.
¿Qué influye en el coste del pienso ganadero? Obviamente, el precio de las materias primas (cereales, principalmente maíz, al que se añade trigo y cebada, y proteínas que vienen básicamente de la torta de harina de la soja, la colza y el girasol que queda tras extraer los materiales oleaginosos). Pero también los costes de la energía tienen un papel importante, en particular en la elaboración del pienso en grano, pues mientras el pienso en harina se muele y se envasa, el que se presenta en forma de grano o pellets se elabora a partir de esas harinas mediante un proceso en el que el vapor tiene un papel fundamental y, por ende, el sobrecoste que supone en gas o gasóleo tiende a elevar los precios.
Todo esto genera tensiones en los precios, al punto de que «la tonelada de maíz en puerto ha pasado de 175 euros en enero de 2021 a 280 en enero pasado y hoy se está pagando a 420», explica Javier Fernández. Y esto, en un mercado en el que el riesgo de especulación es siempre cierto, porque como comenta el comisionado del Principado para el Reto Demográfico, Jaime Izquierdo, «en casos así hay quienes apalancan cereal para cobrarlo mucho más caro después. Y la situación es de subida generalizada de todos los costes», y también «de una gran indefinición, porque no sabemos si la guerra va a acabarse mañana o durar años».
Por ello, el ministro de Agricultura, Luis Planas, ha solicitado a la UE que relaje «las medidas de la PAC para que se pueda incrementar la producción de cereales» en España y otros países comunitarios, aseguró el ministerio en un comunicado. Esto implicaría permitir la siembra temporal, mientras dure la guerra, en las superficies de barbecho obligatorio. Y también ha pedido flexibilizar las exigencias sanitarias para la importación, de forma que se pueda importar maíz de Argentina, Brasil y Estados Unidos, lo que por el momento no está autorizado porque allí se usan fitosanitarios y transgénicos vedados en Europa. «Estamos ante una situación excepcional que requiere de medidas excepcionales», indicó el ministro.
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