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Silvia López
Sábado, 6 de julio 2024, 17:45
Una cita diferente. «Fue como lo tenía en mente, pero todavía más maravilloso. Fue la boda perfecta». Así describía Vanessa García su boda consigo misma. Una celebración de 'sologamia', es decir, del amor propio, que tuvo lugar en el Hotel Villa de Gijón 1907 durante la mañana de este sábado.
Vestida de rojo, con un ramo de flores entre sus manos, la mirada rebosante de emoción, y a paso seguro, caminó Vanessa García entre los invitados, amigos y seres queridos, hacia el altar donde se encontraba Teresa Estay, la maestra de ceremonias consolidó su compromiso de amor hacía sí misma. «Estoy más que feliz, feliz al cuadrado».
La boda tuvo lugar en uno de los salones del hotel llenos de cristaleras que dan al patio exterior y que reflejaban un tiempo lluvioso y complicado que nada tenía que ver con la emoción y alegría que destilaba el interior del salón. «Estoy muy contento. Me parece muy valiente poder celebrar con todos nosotros este evento tan inusual para nuestra cultura», explicó Julio Díaz, uno de los invitados a la boda. «Ha sido un evento muy especial y diferente a todo lo demás», resaltó Daniel Suárez, otro de los invitados.
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La ceremonia dió comienzo después de que Teresa Estay hiciera sonar un cuenco tibetano. «Gracias por haber tomado esta decisión de amarte a ti misma, que es para toda la vida. Nadie más que tú sabe las cosas por las que has tenido que pasar para llegar al día de hoy. El presente es un regalo que hay que disfrutar en cada momento y tú lo haces con creces». Tras concluir el discurso de la maestra de ceremonias, Vanessa García leyó en alto sus votos, que introdujo con un agradecimiento «a todos por estar aquí y compartir este día tan especial». «Esta fecha marcará un antes y un después, ya que hoy decido comprometerme más que nunca conmigo misma, porque para que te traten con respeto, primero te tienes que amar y respetar tú misma», continuó. Concluyó sus votos exclamando «¡viva el amor!». Finalmente, con alegría y emoción, se puso el anillo, que vino acompañado de una pulsera que le dió Teresa Estau «de parte de toda la ceremonia.
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Una boda que, de acuerdo con Vanessa fue «muy emotiva». «Ver a mis seres queridos, amigos y familiares fue un granito más de arena de ese amor y ese apoyo incondicional. Para mí el amor propio es la fuerza más poderosa. Si tengo que resumirlo, para mí, el amor lo es todo», celebró. «Siempre digo 'carpe diem', que es un poquitín ese disfrute, ese aprovechar el día. Mientras estemos vivos, hagamos lo que sintamos», resumió a la perfección.
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