A María Ronderos le diagnosticaron la enfermedad de Chron con 25 años. Cuando su situación empeoró y al dolor intestinal se añadió la incontinencia, no quedó otra que operar. Con 46 años, María Ronderos quedó atada a una bolsa de por vida. Ella, periodista ... de profesión, se vio obligada a abandonar su trabajo ante la imposibilidad de trasladarse de un lugar a otro sin tener la seguridad de encontrar un lugar en el que poder vaciar la bolsa. Sin baños adaptados, esta tarea se vuelve prácticamente imposible, además de poco higiénica. «Muchos prefieren quedarse en casa por miedo a que la bolsa reviente en cualquier momento», cuenta María Ronderos, una de las 4.000 personas en Asturias en esta situación.
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Hoy, con motivo del Día Mundial del paciente ostomizado, los afectados reivindican más baños adaptados a sus necesidades. A día de hoy, solo el Sespa y el camping de Picos de Europa disponen de servicios específicos, pero, tal y como apunta Ronderos. «El ocio no se hace en un hospital». Lo que piden es algo tan básico como poder salir al cine, al teatro o a la playa como el resto de personas. «Si quiero ir a la playa, por ejemplo, estoy días enteros sin comer para asegurarme de que la bolsa no me va a causar molestias cuando salga», explica Ronderos.
Además, el presidente de la asociación de ostomizados en Asturias, Fernando García, urge a que se garanticen plazas de aparcamiento propias para que tengan prioridad en caso de urgencia. «Se trata de facilitarnos el día a día», plantea García.
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