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S. D. TEJEDOR
GIJÓN.
Jueves, 15 de agosto 2019, 05:08
La concesión de la Medalla de Oro a Vicente Álvarez Areces, fallecido el pasado 17 de enero, reconoce «su compromiso con la libertad y la democracia, su impecable trayectoria política y su fundamental aportación para el desarrollo y la modernización de Asturias», tal y como se recoge en el acta del jurado.
Su viuda, Soledad Saavedra, asegura que «es un gran honor y Tini estaría encantado. Es, en definitiva, una Medalla de Oro a su dedicación y a su compromiso inquebrantable con Asturias».
Saavedra se muestra «muy agradecida al Consejo de Gobierno por haber concedido el más alto honor a quien durante doce años fue presidente de esta comunidad».
A su juicio, «esta concesión pone en valor no solo a nuestras instituciones sino también a las personas que las representan».
La viuda de Álvarez Areces puntualiza que «para su familia este galardón supone un orgullo por el inmenso legado de respeto y cariño hacia su persona», y está convencida de que «esta concesión simboliza, asimismo, el afecto y la voluntad de tantos asturianos y asturianas de mantener vivo su recuerdo».
Será un momento emotivo, sin lugar a dudas, como lo fue la despedida multitudinaria celebrada en el Ayuntamiento de Gijón tras su fallecimiento, pero la mujer del que fuera mandatario de la región, dice que «desde el momento en el que me lo comunicaron mi di cuenta de que todo obedece a su legado, que no es otro que el cariño que supo transmitir y que ahora las personas le devuelven».
Vicente Álvarez Areces, conocido por todos como Tini Areces, nació en Gijón el 4 de agosto de 1943. Licenciado en Matemáticas, era también perito industrial. Durante su juventud compaginó la docencia con la política y participó activamente en diferentes movimientos estudiantiles.
Vinculado inicialmente al Partido Comunista de España (PCE), abandonó la formación en 1978 y posteriormente se unió al PSOE, al que consagró la mayor parte de su trayectoria política.
Fue elegido alcalde de Gijón en los comicios de 1987, 1991 y 1995 y durante sus doce años de mandato se propuso modernizar la ciudad, abrirla al mar con la creación de las playas de Poniente y El Arbeyal, impulsar su desarrollo urbanístico, fomentar la actividad cultural, recuperar el antiguo puerto y reformar numerosos enclaves como el cerro de Santa Catalina, los parques de El Rinconín y La Providencia y la senda del Cervigón. Tras su etapa municipal, el 20 de julio de 1999 fue investido presidente del Principado, cargo que ocupó hasta 2011.
Durante sus tres legislaturas, la comunidad recibió el traspaso de las competencias en áreas tan relevantes como Educación, Sanidad y Justicia. Además, se abordaron proyectos de importancia estratégica, como el desarrollo de los campus de Oviedo, Gijón y Mieres; la construcción del nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, y del Vital Álvarez-Buylla, en Mieres; la ampliación del Museo del Bellas Artes y del puerto de El Musel, la creación del Centro Niemeyer en Avilés y la puesta en marcha de Laboral Ciudad de la Cultura en Gijón.
Bajo su presidencia se inauguraron, entre otros, el Museo del Jurásico (Colunga), el centro de interpretación de Tito Bustillo (Ribadesella) y el Parador Nacional de Corias (Cangas del Narcea).
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