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LAURA MAYORDOMO
OVIEDO.
Viernes, 12 de abril 2019, 03:13
Hasta siete voces distintas, incluida la de su hija Elia Fernández Pedregal, trazaron ayer el retrato de la profesora de Historia Antigua de la Universidad de Oviedo Amparo Pedregal, fallecida de forma repentina en 2015 a los 55 años. El retrato de una mujer entrañable, muy responsable, trabajadora «inagotable», honesta, revestida de un rigor y seriedad que, con el trato cercano, revelaban sin embargo la esencia de una persona dadivosa, dispuesta siempre a dar a los demás más tiempo del que disponía. Una profesora carismática «que ofrecía y exigía dedicación» y que para algunos de quienes fueron sus alumnos fue mucho más que eso: «Madre académica y amiga», la recordó Emma González. La hoy doctora en Género y Diversidad y técnico superior de la Fundación Mujeres relató cómo la conoció, a los 19 años, y cuál fue su respuesta cuando llamó a la puerta de su despacho para pedirle trabajar con ella. «Subió la ceja y me dijo: 'Vas a tener que leer mucho'». Su hija Elia encogió los corazones de todos los presentes mientras leía el poema que escribió poco después de su repentina muerte, cuando ella «dejó de estar al otro lado del teléfono» y en el que contó cómo, «tras el dolor que lo invade todo», encontró la palabra para nombrar su ausencia: «desamparo».
En el «merecido» homenaje a Pedregal celebrado en la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, al que asistieron su viudo Andrés y sus hijos, estuvo muy presente también su destacado papel como feminista y su recuerdo como una de las pioneras en los estudios de género en la Universidad de Oviedo, a los que se entregó con la misma pasión que a la Historia Antigua. Fue Isabel Carrera la encargada de repasar aquel camino tortuoso que les tocó recorrer desde finales de los 80 hasta conseguir, en 1995, poner en marcha uno de los primeros programas de doctorado de género y diversidad del país.
Octavio Monserrat, exdecano de la Facultad de Geografía e Historia que contó con Pedregal como vicedecana dos mandatos, rememoró «su buen humor y cierta sorna». A los detalles más personales se refirió José Antonio Gómez, decano de Filosofía y Letras, al señalar el gusto de Pedregal por los abalorios y «ese perfume, inconfundible, que no he vuelto a oler». Miguel Calleja, director del Departamento de Historia, mencionó su papel en las protestas contra la desaparición de la antigua facultad de Geografía e Historia, a la cabeza de la manifestación que recorrió Oviedo en mayo de 2005. Y Almudena Cueto, directora del Instituto Asturiano de la Mujer, recordó aquella primera y única reunión, «que duró dos horas, cuando la podíamos haber liquidado en quince minutos» en la que hablaron de todo, «de conocimientos, de feminismo y de familia».
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