Los vecinos de Lugones reclaman un trazado «seguro» para el carril bici

La red de carriles bici de Lugones se ha topado en la avenida Conde de Santa Bárbara con su primer obstáculo. Los propietarios de casi medio centenar de viviendas denuncian que el trazado presenta problemas de seguridad al pasar justo por delante de las puertas de una veintena de domicilios. «Nos puede atropellar una bici o chocar contra nuestros coches. Al salir de tu aparcamiento tienes que sacar el morro para tener visibilidad y los primeros cinco centímetros de rueda ya invaden», explica Graciela Velasco, portavoz de la recién conformada plataforma vecinal que busca una alternativa al proyecto municipal. No están en contra, aclaran, pero piden ciertas modificaciones.

«Apelamos al sentido común, esta vía es ancha y está limitada a treinta kilómetros por hora. Para los ciclistas sería más seguro transitar directamente por ella o que se opte por estrechar los carriles y se les pueda dejar una zona de tránsito para ellos en la otra orilla», abunda Velasco. Según explica, todo ha sucedido muy rápido. Concretamente desde verano, cuando los habitantes de la zona vieron frustrados sus intentos para informarse del proyecto y cómo podría afectar a sus viviendas. Esta semana comienza la cuenta atrás: «Los técnicos del Ayuntamiento nos han dicho que las obras empezarán esta semana», explica.

El trazado afecta a «unas cuarenta viviendas de forma directa o indirecta», insiste la portavoz. Entre ellas, un bloque de edificios, que podría ver expropiada la explanada cerrada con un muro delante del edificio y que en la actualidad se utiliza como aparcamiento para los residentes, que se preguntan dónde podrán dejar sus vehículos «con 1,2 kilómetros de avenida sin ningún sitio para estacionar».

No es el único problema en el segmento, que permitirá transitar a pie o en bicicleta desde la avenida de Oviedo -en la rotonda en la que anteriormente se encontraba Muebles Genji- hasta El Resbalón. Javier de Dios, propietario del Bodegón de Güela, ya piensa en reconvertir su negocio en vivienda. Según el hostelero, que lleva desde 1999 en la avenida, el bar vive «de dar desayunos a los que pasan y a los trabajadores de los polígonos» y con el nuevo carril, explica, la línea de aparcamientos que quedan frente a su puerta, los únicos públicos de la zona, desaparecerán. «Nos hunden, si la gente no tiene dónde dejar el coche nos puede acabar obligando a cerrar», lamenta.

Esperan mantener una reunión con el alcalde de Siero, Ángel García, la próxima semana, y que sirva para encontrar una solución que satisfaga a todas las partes implicadas. «No estamos en contra del carril bici, sino de un carril bici delante de nuestras casas», insiste la portavoz.