Empezamos el año con ellas, unos siguiendo el ritual de comer una por campanada con el deseo de que los doce meses que llegan sean prósperos y otros por mantener una tradición de la que ya hay constancia a finales del siglo XIX aunque no confíen sus anhelos a la fruta protagonista por excelencia de las navidades.
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En Asturias, la empresa Feito y Toyosa, ubicada en Llanera, es el almacén de las uvas de la suerte. Cuenta su gerente, Javier Feito López, que «estamos muy orgullosos de poder contribuir con nuestro trabajo a una costumbre con tanto arraigo». Diez días antes de Nochevieja, la compañía comienza transformarse. «Es cuando empiezan a llegar los primeros kilos, preparados ex profeso para la última noche del año, especialmente conservadas en origen para garantizar que acaben en el consumidor en las mejores condiciones de calidad», explica.
Se calcula que solo durante las campanadas se consumen más de dos millones de kilos de uva en España y que dos de cada tres proceden de un valle alicantino cuna de la Denominación de Origen Protegida Uva Embolsada del Vinalopó. «Nosotros trabajamos con varios proveedores y la mayoría de los frutos provienen del sudeste de la península, de Alicante, de Murcia y de Almería», apunta Feito, que añade que distribuye más de cien mil kilos en unos 2.000 puntos de venta repartidos por toda Asturias, así como en hoteles, restaurantes y residencias de mayores.
En los cultivos de la uva se trabaja todo el año, pero es a partir de julio cuando la actividad se intensifica. Cuando el fruto aún no ha crecido, los cosecheros de la Denominación de Origen protegen los racimos con unas bolsas de papel, una técnica única en el mundo que además de protección retrasan la maduración. «El proceso es totalmente artesanal de principio a fin y tras recoger el fruto, a la hora de seleccionarlo se hace de racimo en racimo, una labor llevada a cabo principalmente por mujeres; y en los casos en los que los granos van separados, la labor es aún más minuciosa, ya que deben seleccionarse uno a uno», destaca Feito.
Innovación en el producto
Asimismo, hace hincapié en la innovación del sector, que se traduce, fundamentalmente, en granos sin pepitas y con la piel más fina. «Lo veo bien siempre y cuando respeten la tradición», defiende. Entre las novedades muestra un envase con forma de reloj que contiene las doce uvas ya lavadas y sin semillas. «También llegan en estuches de terciopelo con el año grabado, hay para todos los gustos», comenta.
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Los trabajadores son los encargados de clasificar la mercancía en el almacén y esta semana el reparto se multiplica. «Es cuestión de organizarse bien», señala. Pero las uvas no son el único producto cuya demanda crece en Navidad. «Es época también para las piñas, los tomates mar azul, las escarolas, las coliflores de colores, los dátiles, los higos pasos, los orejones, las hierbas aromáticas, y frutas exóticas como chirimoyas, lichis o papayas», enumera Feito.
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