Carta de la familia de Pedro Piquero y Sara González
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Carta de la familia de Pedro Piquero y Sara González
«Vosotros tranquilos, solo fueron un muerto y una herida grave»E. C.
Jueves, 13 de julio 2023, 19:41
La familia de Pedro Piquero Iglesias y Sara González Cifuentes, fallecido y herida grave respectivamente en un accidente de tráfico en Sariego el pasado mes de mayo tras ser alcanzados por un coche que adelantaba en una zona señalizada con línea continua, ha remitido a EL COMERCIO una carta en la que lamenta la falta de empatía de los dos ocupantes del otro vehículo, así como su escasa colaboración para esclarecer las circunstancias del accidente, llegando a existir versiones contradictorias sobre quién de ellos iba conduciendo. «Viviendo casi en vecindad, no han tenido ni la humanidad ni la decencia de interesarse en ningún momento por el estado de salud de los heridos», critican en el escrito que se reproduce a continuación y en el que le piden tanto a ellos como a su entorno que se pongan «al servicio de las familias y de la Guardia Civil para esclarecer los hechos, con la verdad por delante, de una forma honesta». También denuncian que casi dos meses después de lo ocurrido el presunto autor «pueda pasearse de forma impune y ostentosa en un vehículo a motor», lo que consideran «una alarma social».
Esta es la carta íntegra:
He querido dejar pasar un tiempo para escribir esta carta. Por un lado, para que la rabia inicial no me influyera y, por otro, para ir conociendo de forma detallada los pormenores del suceso y así encontrar algún motivo para no escribirla. Pero, desgraciadamente, cuanto más detalles conozco del accidente más afloran la rabia y la indignación que siento.
Para el que no lo sepa, mi sobrina Sara y su marido Piquero se vieron implicados el pasado 21 de mayo en un fatal y mortal accidente en Lamasanti, Sariego. Cuando volvían a su casa en coche fueron arrollados por otro vehículo en una zona limitada a 40 kilómetros por hora y con raya continua, que se empotró contra la puerta del conductor. Según hemos podido leer hace unos días, hay un «supuesto o presunto» autor de delito de homicidio y lesiones por imprudencia grave y conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas. En un primer momento parece que su acompañante manifestó que era ella quien conducía. Pero tras las investigaciones de la Guardia Civil concluyeron que era su acompañante y no ella, el que iba al volante. Pero aún no está concluido el atestado definitivo y no se sabe aún con certeza. Por tanto, debo calificarles como supuestos o presuntos autores.
El motivo de esta carta es dirigirme a esos presuntos autores, causantes directos del accidente. Y hablo en plural porque, repito, desconozco a estas alturas quién conducía realmente el vehículo. Y les escribo a ellos, ya que no han tenido ni la humanidad ni la decencia de interesarse en ningún momento por el estado de salud de los heridos. No estamos hablando de personas que vivan lejos y no tengan posibilidad de contactar, no. La distancia que les puede separar es de escasos kilómetros, estamos hablando casi de vecindad.
Voy a tener la deferencia de informarles yo mismo por este medio, porque quizás aún no lo sepan o no se han enterado. Piquero ya descansa en paz en el cementerio de la preciosa iglesia románica de Santa María de Narzana. Para que lo entendáis, está muerto a consecuencia del accidente. Y Sara se está recuperando de las múltiples lesiones producidas después de estar varios dias en la UCI y en una habitación del HUCA, con unas hermosas vistas a la sierra del Aramo. Así que estad tranquilos, no os preocupéis por nada, vosotros a lo vuestro, no pasa nada. Bastante tendréis con declaraciones a la Guardia Civil, abogados, etcétera. Cuánto sentimos haberos metido en este engorro. Total, solamente fue un muerto y una malherida, una cosa sin importancia. Así, que repito, vosotros tranquilos.
Y me gustaría también dirigirme a su entorno. En el caso de que una de mis hijas hubiese provocado un daño de esa magnitud, tened por seguro que la obligaría a pedir perdón a la cara de los familiares, no una, sino cinco, diez, cien veces. Y un «lo siento», no una, sino cinco, diez, cien veces. Y si ellas no estuvieran capacitadas para ello, iría yo mismo a pedir perdón en su nombre. Y seguro que tendría que aguantar algún insulto. Pero hay que ser humanos y comprender las consecuencias. Es más, incluso me pondría al servicio de las familias y de la Guardia Civil para esclarecer los hechos, con la verdad por delante, de una forma honesta. Todos cometemos errores, nadie está libre de ello, pero hay que tener la valentía y la dignidad de asumir sus consecuencias. Al menos, esa actitud se entendería como un acto de arrepentimiento. Pero no. No ha sido el caso. Y ahora ya es tarde.
Parece que nadie ha tenido tiempo a pedir perdón o disculparse. Y es lógico y comprensible. Todos estaban muy ocupados. Había que decidir, como si se tratara de un sorteo macabro y siniestro: si «conducías tu o conducía yo», «lo mataste tu o lo maté yo»... Y con una clara intención, la de aminorar la acción de la justicia, con artimañas, mentiras, versiones contradictorias, y sin importarles en lo más mínimo el daño causado. Lo importante en ese momento era escaquearse ellos. No importan las víctimas.
Y yo me pregunto, ¿es que no son conscientes de que han acabado con la vida de una persona y han dejado malherida a otra por un acto totalmente negligente y culpable? ¿De qué magnitud tendría que haber sido este acto para pedir perdón o mostrar algo de arrepentimiento? La verdad, no lo entiendo. O sí. Creo que lo entiendo perfectamente, pero prefiero no escribir a qué conclusión he llegado. Y lo peor es que, a día de hoy, el autor se pueda pasear de forma impune y ostentosa en un vehículo a motor. Yo eso lo calificaría de alarma social.
Quiero agradecer desde aquí a todo el equipo de la UCI y de planta del HUCA la profesionalidad, el cariño y la humanidad que mostraron en todo momento con ellos y con la familia. Y finalmente, desear que la Justicia actúe y que, aparte de la condena, al culpable le acompañe el remordimiento del daño causado, como a nosotros, familiares, amigos y compañeros de trabajo, nos acompañará el buen recuerdo que Piquero nos ha dejado en su corta vida.
Haya salud y haya Justicia.
fdo: Manuel Cifuentes Rodríguez
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