El sentimiento de vestirse de asturiano

El espectáculo, digno de la Cibeles, no se quedó en un paseo. Al son de la música de Octavio Trapiella y Dolfu Fernández, las mujeres se animaron a dar vuelo a sus sayas para enseñar el refaxo. Las más atrevidas levantaron las faldas sin pudor para mostrar las cuantiosas capas de tela impecablemente hilada para cumplir con el canon de la época, las grandes caderas. Por su parte, los hombres se quitaron las chaquetas y las pasearon al hombro con estilo para lucir las espalderas de los chalecos. Entre ellos fue Tino Álvarez Menéndez el que captó el interés del jurado, compuesto por Consuelo Ríu, Amadéu Benavente, Constantino Menéndez y Héctor Díez. El llanerense de 44 años conquistó a los moscones con su indumentaria de cazador. La pluma en la montera y las madreñas de castaño lograron que Álvarez recogiera el premio por primera vez en cuatro años de participación tras cambiar algunas piezas.

Los pendientes de coral -amuleto de suerte- y vestimenta «para ir a la iglesia» de Laura Álvarez Fernández fueron los campeones de la categoría femenina. El atuendo, en su mayoría heredado logró que la joven, «sin intención alguna», volviese a casa con premio.