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JOSÉ CEZÓN
PAREDES.
Domingo, 21 de octubre 2018, 04:51
'Educar sin gritos' fue una de las ponencias más aclamadas de Bloggever, el encuentro nacional que reunió ayer a destacadas blogueras, emprendedoras e influyentes del país y a 550 asistentes en una sala de cine de Intu Asturias. La protagonista fue Laura Monge, autora ... de un libro homónimo, doctora en Farmacia, con un máster en Formación del Profesorado y madre de cinco hijos.
Tras una pequeña introducción sobre las peculiaridades del cerebro de los niños «en construcción», Monge habló de establecer límites, «que proporcionan seguridad y protección», y normas, que es la forma de llevar esos límites a la práctica, «y que cada familia establece las suyas».
Habló de la inconveniencia de recurrir a los gritos en la educación, porque acaban resultando estériles y pueden llegar a romper la comunicación entre padres e hijos de cara a la adolescencia. Y aseguró que «es posible el modo amable». Explicó su experiencia personal de pasarse un año entero sin gritar, donde tampoco cabrían lo que denominó como «gritos silenciosos».
Propuso comenzar con «una comunicación positiva diciendo lo que sí pueden hacer y sin 'peros'» e invitó a afrontar los conflictos «como una oportunidad» respaldado por «un plan de acción». Para los más pequeños, que carecen del concepto de tiempo, recomendó elaborar calendarios mensuales «a golpe de vista» con colores y tachaduras.
Y planteó algunas ideas como encargar las tareas colectivas del hogar «al azar», escribiéndolas en papeles que cada miembro de la familia extrae de una caja y combinándolas con peticiones de muestras de cariño; utilizar libretas «mágicas o viajeras», establecer «señales secretas» con los hijos para utilizarlas, por ejemplo, cuando no deben interrumpir una conversación con otro adulto, o ir añadiendo una estrella a un dibujo por cada veinte minutos de lectura diaria. También propuso organizar las rutinas en una pizarra poniendo en dos columnas las tareas pendientes y las realizadas.
Monge aseguró que es posible renunciar a los gritos, aunque sea «un hábito muy instaurado», y estimó en unos seis meses el período «para que la nueva costumbre sea más natural que la vieja». Y aclaró que eso no significa «dejar de gritar para siempre», pero que «merece la pena intentarlo».
La organizadora de Bloggever, María Cañal, se mostraba ayer muy satisfecha con los contenidos del evento y hacía suyas las palabras y comentarios que le transmitieron algunos de los asistentes: «energía positiva, empoderamiento, sonoridad, profesionalidad, motor de cambio e inspiración para pasar a la acción».
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