-En Bimenes el asturiano es oficial desde hace veintiún años y el pasado año se aprobó la ordenanza de uso; ante la advertencia del PP de que vigilará esta normativa en los municipios ¿le preocupa un posible recurso que la frustre?
-A mí me preocupan más los corruptos y los 'manguis' que los que hablan asturiano, pero parece que a Mercedes Fernández no y anda persiguiéndolos. Lo que es frustrante es ver cómo nos roban todos los días, mayoritariamente los que hablan en castellano. Llevamos veinte años con un uso normal de la llingua, cada uno se expresa como quiere y nunca ha habido ningún problema, ni entre vecinos ni con la administración. De todas formas, si Mercedes Fernández tiene tanta gana de que se cumpla la ley, que exija al Gobierno de Rajoy que pague los fondos mineros que debe a Asturias.
-¿Qué le ha enseñado la Alcaldía?
-Que nada es lo que parece. Porque la realidad es que cuando llegas a la administración no puedes hacer lo que quieres, estás sujeto a unas normas y a unos plazos y ni todo vale, ni todos valen. Es muy fácil recetar para otro, algo que suelen hacer quienes dan lecciones y no están en ningún gobierno.
-Logró que el Partíu Asturianista formara equipo de gobierno con Izquierda Unida y Xente Yerbato, ¿qué destaca de su gestión?
-Contra todo pronóstico y frente a los malos augurios que había de ciertas personas sobre nuestra aptitud, demostramos capacidad resolutiva y dimos estabilidad económica al Ayuntamiento. Cuando llegamos nos encontramos un pufo bárbaro, se debían casi 600.000 euros de la piscina, 221.000 de la Mancomunidad Comarca de la Sidra, 60.000 a proveedores... Las arcas municipales estaban en una situación de riesgo. La piscina la pagamos gracias a un crédito, en 2017 liquidamos la deuda de la mancomunidad y estamos al día en el pago a proveedores. Que por cierto, intentamos contratar siempre que podemos a empresas de Bimenes para favorecer la economía local.
-Con un presupuesto de poco más de un millón de euros, ¿cuál fue la clave para salvar la quiebra?
-Estamos jugando con pólvora ajena y no podemos olvidarnos de eso; lo que hicimos fue algo tan sencillo como aplicar el sentido común; no malgastar y reestructurar gastos donde podía hacerse. Por ejemplo, contratamos una auditoría energética y conseguimos ahorrar 10.000 euros en consumo eléctrico. Fueron pequeños gestos que nos permitieron no subir ni tasas ni impuestos.
-¿Cómo afronta 2018 en niveles económicos?
-Tras dos años de carencia y con ocho por delante para liquidarlo, vamos a empezar a pagar el crédito de la piscina, unos 54.000 euros al año. El objetivo general que nos marcamos es seguir en la misma línea, no renunciar a ningún servicio pero continuar saldando deuda.
-En los próximos días llevará al Pleno el proyecto de presupuestos, ¿qué novedades incluye?
-Aumentamos la aportación a la mancomunidad hasta los casi 120.000 euros y gracias a eso vamos a incorporar un informático y un técnico más en la oficina de Urbanismo, lo que nos va a ayudar a descongestionarla. También destinaremos una parte de las inversiones a finalizar el centro social. Cuando llegamos al gobierno, había pueblos con las luces apagadas, no solo las hemos encendido, sino que hemos puesto más. Y continuamos con partidas para la mejora de caminos.
-¿Las infraestructuras son la principal reivindicación vecinal?
-Sí, por una sencilla razón; cuando había dinero para gastarlo en eso, se decidió destinarlo a museos y piscinas y ahora está todo por hacer.
-El centro social se inauguró en 2015, pero han tenido que intervenir para completarlo. ¿En qué situación está en la actualidad?
-Era año de elecciones y corrieron a inaugurarlo a pesar de que era ilegal por todos los sitios. No cumplía los requisitos de seguridad y normativa, había varias irregularidades, el bar estaba sin finalizar y no había enganche de agua ni al colector. Hemos estado trabajando para ponerlo a punto y confiamos en que esté listo en este primer trimestre.
«Bimenes está en el mapa»
-Si por algo ha destacado Bimenes en estos dos últimos años ha sido por su poder de convocatoria a nivel institucional. Consiguió juntar a ocho alcaldes de diferentes siglas en la Fiesta de la Oficialidá.
-Restablecimos las relaciones con las administraciones, viene gente de todos los signos políticos y nos asegura que disfruta. Y es verdad porque vuelven. Bimenes está en el mapa y no por cuestiones negativas como hasta hace unos años. Ahora la gente habla de Bimenes y lo hace bien, nos dicen que están muy a gusto aquí y eso es un orgullo. Es importante destacar la predisposición de las asociaciones y de los vecinos para sacar las cosas adelante, el nivel de implicación es muy alto.
-Sin embargo, hay quien critica precisamente ese gasto en 'fiestas'.
-Esbabayar es muy fácil, pero yo invito a quien quiera a que venga a consultar las facturas; son públicas. La mayor parte de las cosas tienen coste cero y el equipo de gobierno somos los primeros que trabajamos en lo que sea necesario. Emplear ese argumento solo demuestra la incapacidad que se tuvo anteriormente.
-Tiene pendiente revitalizar la Casa de les Radios.
-Estamos buscando la mejor fórmula de gestión pero queremos hacerlo bien para evitar que sea un fracaso. El año pasado hubo una oferta, pero al final no alcanzamos un acuerdo. De momento tiene vida, alguna visita, se hacen actividades en ella...
-¿Teme que la buena relación con sus socios de gobierno se estropee de cara a las elecciones?
-No, porque aquí los tres grupos trabajamos de forma altruista por el pueblo, no por las siglas, tenemos los objetivos muy claros. En cambio, otros están en campaña continua, incluso dentro de su propio partido.
-¿Qué es lo que más le preocupa como alcalde?
-Me angustia no llegar a tiempo a todas las necesidades que tienen los vecinos, no me gustaría que nadie se sintiera desamparado.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.