«Preferimos unos Güevos Pintos más comedidos y no cerrar en el futuro»

La propietaria de Los Portales de Jaminón, Rosana García, tiene claro que es mejor que se «eviten las aglomeraciones» como las que se producen en la Pola en estas fechas. «La gente tiene ganas de fiesta y eso puede repercutir en nuestro futuro; es más seguro que estemos solo nosotros», comenta. La terraza de su negocio lleva «completa» más de una semana lo que «prueba que los polesos tienen pensado salir». Pedro Hevia, propietario de la sidrería-restaurante El Culetín, asegura que llevan subsistiendo un año gracias a los vecinos del barrio. «Nos basta y nos sobra; hemos aprendido a adaptarnos», abunda.

Una opinión que comparte la propietaria de El Navarrín, Charo Vigil, que a pesar contar con una larga trayectoria de Güevos Pintos a sus espaldas prioriza la temporada de verano. «Sabemos que la facturación no va a ser la misma, pero la seguridad es lo más importante», comenta.

Será el primer año que Rufino Riestra, del bar La Flaca, se enfrente a los Güevos Pintos al otro lado de la barra. Su local tan solo llevaba abierto tres meses, cuando se desató la primera ola de la pandemia. Para él, el aspecto que determinará el éxito de la fiesta es el climatológico: «Si aguanta el tiempo, malo será que de los 50.000 habitantes de Siero no se acerque nadie».

De la misma manera, el encargado de El Mini, Pablo Navarro, cuenta con que si el tiempo lo permite se llene la hilera de mesas que tiene dispuesta en el exterior del negocio.

Por su parte, el regidor sierense, el socialista Ángel García, pidió precaución a todos los polesos para «celebrar la fiesta respetando las medidas de seguridad». «Sé que es un momento duro para todos, pero estoy convencido de que va a ser el último año que se celebre una fiesta en estas condiciones», animó a los polesos.