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La acusada entrando en el juzgado de Pola de Siero. pablo nosti
Los peritos declaran que la acusada de matar a su novio en Lugones alteró la escena del crimen

Los peritos declaran que la acusada de matar a su novio en Lugones alteró la escena del crimen

Limpió el cadáver y el escenario de una forma «muy burda»

EL COMERCIO | aGENCIAS

Miércoles, 2 de diciembre 2020, 15:24

Los peritos han declarado este miércoles que Ana María G. H., acusada de acabar con la vida de su novio, Miguel Ángel Suárez Menéndez, 'Míchel', después de asestarle 35 puñaladas en el domicilio de los padres de ella en Lugones, en 2018, modificó la escena del crimen para ocultar su implicación y limpió el cadáver y el escenario de una forma «muy burda».

La prueba pericial ha centrado hoy la segunda sesión del juicio con tribunal del jurado que se celebra en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo contra la procesada por un delito de asesinato, por el que afronta una petición de las acusaciones pública y particular de 25 años de prisión y 10 años de libertad vigilada frente a la petición de la defensa de libre absolución.

Además, los peritos del Instituto de Toxicología han manifestado, a través de una videoconferencia, que hallaron vestigios de sangre del fallecido en un cuchillo, en las prendas de vestir y las toallas que la acusada tenía en la lavadora, así como en una fregona intervenida en el domicilio con un grado de certeza de los resultados de «cuatrillones de veces».

Asimismo, los expertos encontraron el perfil genético de la víctima en varias muestras extraídas de los dedos de la acusada, en sus zapatillas y en la ropa que vestía el día del asesinato.

Las dos forenses que participaron en el levantamiento del cadáver y analizaron la personalidad de la acusada han manifestado que ésta, pese a que presenta un retraso mental ligero desde su nacimiento, distingue entre el bien y el mal y llegó a decirles que no le iba a pasar nada porque iba a pedir perdón en el juicio y con eso «valía».

Además, no apreciaron en su comportamiento signo alguno de arrepentimiento, ni mostró pena hacia la víctima o sus familiares.

En su declaración, han ratificado que la víctima se encontraba en estado «semicomatoso o comatoso» en el momento de ser apuñalado, ya que su cadáver presentaba la ingesta de cuatro gramos de alcohol, lo que indicaba que con toda probabilidad no se habría enterado de lo que estaba pasando.

Su opinión contrasta con la de uno de los dos policías de la Brigada Científica que acudieron al domicilio en la noche del crimen que ha afirmado que, a su juicio, la víctima tuvo que haber sufrido porque con 35 puñaladas era «imposible» no enterarse.

Las forenses han sostenido que de estas 35 puñaladas, 30 fueron dirigidas a la zona del cuello, otras cuatro a la zona abdominal y una a la mano, sin que la víctima tuviera opción alguna de defensa.

De las 30 puñaladas del cuello, tres eran penetrantes infligidas de arriba abajo y de izquierda a derecha y de éstas, una era mortal de necesidad y las otras dos sin un tratamiento de urgencia también habrían provocado inexorablemente el fallecimiento.

La víctima perdió una quinta parte de la sangre que contiene el cuerpo humano y, según las forenses, la acusada tuvo que emplear una fuerza física «extraordinaria» porque llegó a romper hueso.

Previamente a la práctica pericial ha prestado declaración una testigo que ha afirmado que mantuvo una relación sentimental con la víctima de más de diez años y sólo finalizó cuando la acusada «le mató».

Esta testigo ha señalado que la acusada le amenazó de muerte y cuatro horas antes del crimen le dijo que la víctima «o era para ella o para nadie», expresión que repitió, apenas dos horas después del asesinato, a través de una llamada desde el móvil del fallecido.

El juicio continuará mañana, a las 10:00 horas, con los informes de las partes y seguidamente el jurado se retirará a deliberar.

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