Mari Luz San Miguel. PARDO

Mari Luz San Miguel, primera residente del ERA de Lugones: «Voy a estar muy a gusto con vosotras»

Llegó acompañada de sus hijos Carlos y Luis Gil y ya en la primera media hora recibió la visita de su bisnieta, de ocho meses, y su nieto, Borja

MÓNICA RIVERO

Jueves, 17 de marzo 2022, 19:52

Emoción y nervios a flor de piel para recibir a la primera residente del ERA de Lugones. Ella es Mari Luz San Miguel Álvarez, una mierense natural de Turón a punto de cumplir los 92 años. Entraba pasadas las once y media de la mañana ... por la puerta de las nuevas instalaciones junto a sus hijos, Carlos y Luis Gil y la directora, Yobana Triguero. «Voy a estar muy a gusto con vosotras, está todo muy bien», les anunciaba de primera mano al equipo profesional que salió a recibirla al vestíbulo. «Como una reina, contenta y muy bien cuidada», adelantaba Sandra Alonso, encargada de la conserjería.

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Ávida lectora y costurera, San Miguel, que padece alzheimer, se trasladó desde la residencia de El Cristo, en Oviedo, donde se mudó hace cinco años a causa de su enfermedad para que «la cuidaran profesionales», explicaba Carlos. Con ella no hay que pelearse, «es una residente muy obediente» y lo primero que le dijo a Triguero es que no tiene intención «de andar diciendo cosas»: «Yo hago lo que tengo que hacer», comentó con tranquilidad.

Ahora estará más cerca de su familia, repartida entre Lugones y Meres y que van a visitarla «entre cinco y siete días a la semana». De hecho, la primera visita llegó apenas media hora después de su llegada a la residencia. Mientras realizaba las pruebas rutinarias de ingreso en la enfermería y el personal constataba que «está como una rosa» su biznieta Sheila, de ocho meses, la esperaba en la puerta junto a su padre Borja Gil. «Mira qué guapa», decía una emocionada San Miguel con la pequeña en brazos, que miraba contenta a su «tata».

«No es porque sea mi madre, pero es que no la hay más buena, es un amor», afirmaba Carlos. San Miguel dedicó su vida a cuidar de sus cuatro hijos. Especialmente desde que su marido, quien fuera trabajador ferroviario, falleciera hace 36 años y ellos confiesan intentar «estar a la altura» del cariño de su madre.

El olor de un hogar

Hasta la llegada del próximo residente tendrá para ella a los 53 empleados que ya trabajan para adaptarse al nuevo modelo de cuidados, centrado en el acompañamiento de los usuarios y la atención a sus preferencias personales. Tendrá una «profesional de referencia», explicó la directora a sus familiares, es decir, una persona que estará «especialmente pendiente de ella en todo momento». En su caso Alejandra Bernardo, que desde el primer momento no se separó de ella. «Estamos un poco nerviosos», admitía el personal minutos antes de la llegada de San Miguel. «Hoy es nuestro primer día de uniforme, teníamos ganas de ponérnoslo y ya nos vamos ubicando, aunque todavía nos perdemos un poco», explicaba con humor Elena Redondo.

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El centro abrió esta semana frente a las previsiones iniciales, que contaban con que las labores de limpieza y desinfección se alargasen hasta fin de mes, pero hoy el ERA por fin tomaba vida. «Me he levantado con un subidón, llevábamos esperando desde noviembre y hoy, por fin, huele a comida en vez de a nuevo», celebraba Triguero nerviosa por ser ella la que se encargase del ingreso. En las cocinas Marta Iglesias se encargaba de dar ese aroma a «hogar» desde los amplios fogones. «Estamos haciendo arroz con pollo y lomo con pisto», avanzaba sobre el menú del día y encantada de poder disponer de equipos nuevos y amplios espacios para dar rienda a sus creaciones culinarias. Resumía el pensamiento de sus compañeros sobre las instalaciones y lo que supondrá para ellos comenzar esta nueva andadura en Lugones: «Es una pasada».

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