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Abel Terente se jubila, pero no su restaurante. El testigo de El Asador de Abel (Argüelles, Siero) lo recoge Javier Álvarez Farpón, quien hasta ahora estaba al frente de Casa Farpón en Mamorana (Lena). «La continuidad está asegurada», celebran ambos una ... cuestión que llevan pergeñando el último mes y que en hostelería no siempre es fácil de garantizar, sobre todo, cuando el testigo no lo recogen familiares directos.
Ambos están trabajando codo con codo para asegurar un «relevo sin parón intermedio» y, así, continuar la historia de un establecimiento hostelero que Abel Terente remodeló y abrió en 1999 tras un periodo anterior en que se denominaba La Revuelta del Coche. Ahí llegó Terente tras 26 años de oficio en La Gruta, un icono de Oviedo; y ahora cede el testigo de un negocio que él se encargó de convertir en referente.
Las riendas se las entrega a un cocinero que conoció en el verano de 2017, cuando ambos recibieron la Caldereta de Don Calixto, en las categorías de Maestro Nacional y Joven, respectivamente. Los premios que anualmente concede este periódico les puso en contacto «y han desembocado en un traspaso».
El alcalde de Siero, Ángel García, celebra la continuidad del establecimiento donde se cerró, entre otros, el acuerdo para que Amazon se instalase en el concejo. Entiende que «tener restaurantes de referencia es importante para el territorio», al tiempo que apunta que llegó a tener «miedo» a que el relevo no llegara a sabiendas de lo «difícil» que es hallarlo. «Tenemos lugares de referencia en Siero, pero no quería que pasase con el asador lo que pasó con El Panduku hace unos años», recuerda.
El restaurante de Argüelles mantendrá personal, proveedores, filosofía, carta, equipo y, por el momento, también nombre. «Mi cocina y la que defiende Abel son similares, con la cuchara, el producto de calidad y la tradición como piezas clave», apunta Farpón. Mantendrá la brasa porque «me gusta», aunque no fuera su máxima en Casa Farpón, e incorporará su visión de la cocina y las recetas que él defiende.
El 'heredero' está «muy contento e ilusionado» con el proyecto, con el que pone punto y seguido a su trayectoria tras siete años en el negocio que empezó de cero en la casa familiar lenense. Lo de Mamorana, por el momento, está cerrado: «Me voy a centrar en lo de Siero», arguye, «y ya veremos qué pasa con lo demás».
Terente, por su parte, tiene una sensación agridulce. «Estoy feliz de haber hallado relevo, sé que Javi lo hará maravillosamente bien. Y eternamente agradecido a los clientes y al equipo que me han acompañado, pero es difícil dejar algo que es como un hijo», explica quien, por fin, podrá pensar en la jubilación. «No es fácil de asimilar porque son más de 50 años dedicados a la hostelería, pero es hora de tener tiempo para la familia y los amigos».
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