«Los Güevos Pintos aportan color a la Pola»

Todas destacan el «esfuerzo y la unión» que han tenido que imprimir este año para que la iniciativa pudiese salir adelante. Para Ana Domínguez, quien cuenta con una treintena de piezas expuestas, la situación que se está viviendo es histórica. «Triste, pero histórica», matiza.

Con treinta años de experiencia, María Cimadevilla asegura vivir una sensación «extraña», ya que normalmente pinta casi cuarenta docenas de Güevos, mientras en esta ocasión tan solo lo ha hecho con tres: «Lo importante es mantener viva la tradición de las fiestas y que no se pierdan las costumbres festivas que nos han llevado a realizar esta tarea tan bonita, durante tantos años; queremos seguir pintando».

En ese aspecto, el relevo generacional de las artesanas está garantizado. Es el caso de Bárbara Méndez, quien comenzó a pintar cuando estaba embarazada hace una década. Ahora, su hija Carla, que ya ha ganado varios certámenes de pintura, tiene la intención de seguir los pasos de su madre y en unos años «poder exponer junto a ella». Con dos lustros de experiencia a sus espaldas también cuenta Mariana Fano. Su trabajo es extremadamente meticuloso y pintar una pieza puede llevarle «entre una semana y un mes». «Aunque la fiesta no sea como siempre, hay que mantener su espíritu vivo», abunda.

La festividad de los Güevos Pintos también es conocida por la exaltación de los trajes tradicionales asturianos por las calles de la Pola. Este año tampoco podrá ser. Alicia Lagranda, gerente de Los Tesoros de Ali, es una de las encargadas de alquilarlos y asegura que tan solo ha recibido 25 solicitudes, cuando habitualmente eran más de 300. «Han cambiado tanto las cosas», lamenta. Sin embargo, a pesar de que el coronavirus ha herido de muerte a la mayoría de celebraciones, el fervor de los polesos por sus fiestas locales aún aguanta el envite. Lo que sí parece que se vestirá este año son los pañuelos de las fiestas. Lagranda explica que durante las semanas ha vendido casi un centenar: «La gente tiene ganas de celebrar; es una pena la situación, pero hay que ser positivos». «Ya estoy cogiendo reservas para el año que viene, que dan bueno», bromea.