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JOSÉ CEZÓN DOMÍNGUEZ
Miércoles, 15 de abril 2020, 00:19
Mucho se debe 'pecar' en la Pola como para merecer el solazo que presidió el primer martes de los Güevos Pintos de la era del confinamiento. La lluvia obligó el año pasado a suspender el desfile cuando aún éramos felices sin saberlo, y ayer 'Lorenzo' malgastó sus energías alumbrando la desolación de calles vacías y bares clausurados. Pero a buen tiempo, mejor cara, y los vecinos camuflaron con humor y alegría la resignación de un mes interminable de arresto domiciliario. La fiesta se celebró en las alturas.
Desde primera hora, los vecinos poblaron ventanas, terrazas y balcones, muchos de ellos ataviados con el traje regional, con música de gaita en vivo o con grandes éxitos enlatados de Víctor Manuel y otras reliquias de la canción popular. Corrió la sidra escanciada al vacío y los pequeños de la casa se encargaron de engalanar las fachadas con sus recreaciones en papel de los güevos de Pascua, compartidas con banderas azules y rojigualdas, pañuelos, globos multicolores y optimistas pancartas manuales.
Al mediodía se emitió la bendición virtual en asturiano cuan parte de guerra, que en algunas zonas se escuchó por megafonía. En su cuarta comparecencia ante los polesos, el párroco de San Pedro Apóstol, Juan Manuel Hevia, protagonizó otra intervención intachable y acorde con estas jornadas de calvario colectivo. «Agora nun tamos pa fiestes mientras muérren hermanos, mientras médicos y tol personal sanitariu siga ufiertando´l so facer en bien de toos, xugándose la vida», aclaró. Y enumeró a todos los profesionales que siguen en la vanguardia contra la pandemia.
Reclamó «apertura de mente», aparcar las discusiones estériles o los «enfrentamientos y nuevos murios a manera de parapetos», pues recordó que «lo que tá por venir, y munches families ya lo tán sofriendo, vamos tener que sofitálo xuntos o si non va a ser el fracasu de toos». Rechazó «los grandes discursos y les pallabres vacíes» y pidió «reconocer tou lo que se fai por bien común» con mención a las iniciativas de ciudadanos y empresarios.
El sacerdote reflexionó sobre el significado de 'volver a la normalidad': «Si con eso entiéndese volver a lo d´antes, yo báxome d´esti tren, nada nin nadie podemos volver a lo d´antes, tá enseñándosenos que toos somos dependientes unos d´otros». Confió en que esta crisis «y la que tá por venir, que nos baxó de les nueses comodidaes y falses seguridaes y que nos espertó del nuesu suañu, ayúdenos a toos a afayar con mayor fondura´l sentíu de la vida». Y auguró tiempos «de esperanza pa buscar entre toos un mundo nuevu onde de verdá nadie se quede tras, nin por ideoloxía, sexu, raza, relixón». Después, los polesos entonaron el himno de Asturias con vivas hacia la región, la villa y la fiesta. Por la tarde, también se cantó la Danza Prima.
Los artesanos fueron los grandes damnificados de la fiesta. La más veterana, Teresa Ardura, contaba ayer que le pilló el estado de alarma «con ocho docenas pintadas, luego paré y dibujé algunos por si acasu». Incorporó alguna mascarilla y mensajes de ánimo. Heredó la tradición del abuelo y el padre y espera que la suceda algún día su nieta de dos meses. «La verdad ye que estamos tristes», confesaba. E invitaba a los polesos a mantener la entereza: «Que lo disfruten como puedan, que ye lo que hay».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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