![Un grupo de encapuchados asalta de madrugada dos negocios en Siero con una maza](https://s3.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202105/15/media/cortadas/robo-lavanderia-siero-kOaC-U1403833829472YC-1248x770@El%20Comercio.jpg)
![Un grupo de encapuchados asalta de madrugada dos negocios en Siero con una maza](https://s3.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202105/15/media/cortadas/robo-lavanderia-siero-kOaC-U1403833829472YC-1248x770@El%20Comercio.jpg)
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El concejo de Siero ha vuelto a ser objetivo de los ladrones, tan solo una semana después de la finalización del estado de alarma. Un grupo de encapuchados asaltó este sábado con éxito dos negocios de manera consecutiva, a primera hora de la madrugada, en las inmediaciones del centro comercial Azabache y en pleno corazón de El Berrón. Todo sucedió en apenas media hora, y a pesar de que los asaltantes lograron huir con el botín, la Policía ya investiga los hechos para conseguir atraparlos.
El primero de los asaltos se produjo en una conocida cadena de comida rápida (KFC) a la una y media de la madrugada, tan solo cuarenta y cinco minutos después del cierre del local. Según ha podido saber este diario, tres individuos apostaron su coche de manera contigua a uno de los laterales del edificio para reventar una puerta con una maza de cristal y acceder al interior. «Una vez dentro se llevaron 800 euros que había en varios cajones debajo del mostrador», explica una de las empleadas. No fue lo único que intentaron sustraer ya que también destrozaron la máquina que recoge los ingresos diarios, esta vez sin éxito. «La caja fuerte ni la tocaron porque está anclada al suelo», matiza la empleada.
Una vez conseguido el botín pusieron rumbo a la localidad de El Berrón, donde con el mismo modus operandi entraron en un negocio de lavandería. La sonoridad de los impactos en la puerta advirtió a una vecina de la zona, que se encontraba en su cocina y pudo verles mientras cometían el atraco: «Eran tres, iban encapuchados, llevaban la cara tapada iban en un coche pequeño de color gris oscuro».
La celeridad de los hechos sorprendió al propietario del establecimiento, quien acudió al lugar diez minutos después del robo y se encontró con el suelo de la lavandería llena de monedas. «Reventaron la máquina de cambio con cuatro golpes muy certeros, sabían que si le daban ahí se abriría; fue cosa de un minuto ya que a las dos menos cinco me llegó el aviso de la alarma y unos segundos después ya estaba todo destrozado», lamenta. Además, concluye «en nuestro caso no hizo falta que reventasen el cristal de la puerta, menos mal que, al menos, no nos tocaron las máquinas para que la gente lave la ropa».
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