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JUAN VEGA
LUGONES.
Martes, 1 de febrero 2022, 01:28
«El golpe me dejó sin visión en un ojo y ahora tengo miedo hasta en los pasos de cebra», en referencia a que ha perdido facultades como la de calcular distancias. Es el testimonio del hombre, de 58 años y vecino de Lugones, que ... perdió el ojo izquierdo tras ser agredido presuntamente por un joven de 28 años en una disputa de tráfico en la localidad sierense. Sucedió el año pasado.
El juicio se celebró ayer en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Oviedo. El Ministerio Fiscal mantuvo la solicitud de diez años de pena de prisión para el acusado por un delito de lesiones. El juicio quedó visto para sentencia, tras tres horas y media de duración.
Durante la vista, el procesado reconoció haber cometido la agresión y se limitó únicamente a responder las preguntas de su abogado, Ricardo Álvarez. «Reconoce haber pegado el puñetazo, nada más», detallo el letrado, quien solicitó una reducción de la pena hasta los nueve meses de prisión y basó el grueso de su defensa en demostrar los presuntos problemas mentales de su cliente, quien sí ejerció su derecho a la última palabra: «Desde el primer momento dije que estaba arrepentido; ojalá haber perdido yo el ojo», sostuvo.
La víctima detalló que la discusión de tráfico se produjo después de que el acusado tomase una curva «a gran velocidad» invadiendo su carril en una intersección entre dos calles. «Me dijo si tenía que bajarse del coche para explicármelo», relató. Fue entonces cuando, en pocos segundos, se consumó la agresión. El joven le propino un puñetazo que le dejó «en shock» y tumbado en el suelo, recordó.
La secuencia fue grabada en vídeo por un vecino que pasaba por allí con su esposa y sus dos hijas. Preguntado por el Ministerio Fiscal, aseguró que fue el hombre más joven quien abofeteó al de más edad, aun estando dentro del vehículo. «Luego salió del coche y se pegaron», dijo. «¿Cómo que se pegaron?», replicó el Fiscal. A lo que el testigo respondió: «Bueno, perdón, el acusado le hizo así (simuló gestos de boxeo) y luego le pegó un puñetazo». «Eso es diferente», zanjó el fiscal.
El golpe le ocasionó a la víctima una lesión grave en el ojo. Fue necesario su traslado de urgencia al Hospital Universitario Central de Asturias, donde nada se pudo hacer para que pudiese recuperar la visión. Desde entonces, explicó, su vida ha dado un giro de 180 grados: «Ya no puedo hacer lo que hacía antes, soy delineante y tengo un plan de suspensión individual en el trabajo; aunque haya pasado un año sigo realizando tratamientos».
«He rallado el coche tres veces porque no soy capaz de calcular las distancias», incidió sobre las dificultades a las que ahora debe enfrentarse.
La celebración de la vista oral también recogió el testimonio de la hija de la víctima, que se encontraba con él en el momento de la agresión. Desde entonces, afirmó que el carácter de su padre ha cambiado mucho y que es habitual que adopte una «actitud defensiva» ante las situaciones más cotidianas. «Está bastante bajo de ánimos y me da miedo que caiga en depresión; yo hay veces que salgo a la calle y tengo miedo de que pase algo similar, por lo que no me imagino cómo estará él», lamentó.
Por último, la Fiscalía, además de la pena de prisión, solicitó que el procesado indemnice a la víctima con 5.570 euros por las lesiones causadas; 1.600 euros por la intervención quirúrgica; 59.200 euros por las secuelas y 13.700 euros por las futuras intervenciones a las que deberá someterse. El juicio quedó visto para sentencia.
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