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El lamentable estado que presentaba ayer por la mañana el prau del Carmín. FOTOS DE PABLO NOSTI

Festejos se plantea vallar el prau y contratar seguridad para prohibir el botellón

El presidente Jenaro Soto anuncia que, de seguir en el cargo, está dispuesto a reducir drásticamente la asistencia a la romería o incluso a suspenderla

J. C. D.

POLA DE SIERO.

Miércoles, 25 de julio 2018, 00:12

Todas las incidencias ocurridas en la última romería del Carmín, agravadas por este primer caso de una posible agresión sexual, han colmado la paciencia del presidente de la Sociedad de Festejos polesa, Jenaro Soto. Ayer se mostró muy indignado y decidido a adoptar medidas drásticas, en el supuesto de que siga al frente de la entidad. «El Carmín es otra cosa y hay que recuperarlo como sea», afirmó con suma preocupación.

Soto abogó por «un cambio radical» en el día grande de la fiesta. Y la primera medida que se plantea consistiría en vallar todo el perímetro de los Campos de la Sobatiella para controlar los accesos de todos los romeros y prohibir la entrada de botellas de bebida blanca y garrafas con alcohol. Para ello, considera que sería necesario contratar un servicio de seguridad especial compuesto por no menos de cuarenta vigilantes profesionales.

Para el presidente, el botellón es el principal causante del progresivo deterioro que está sufriendo el Carmín «y de que la gente esté dejando de venir al prau», por lo que no está dispuesto a tolerarlo ni un año más. «Prefiero más que vengan solo tres mil personas a disfrutar de la fiesta y recuperar al 100% la tradición de la romería, a la tontería de querer batir el récord de asistencia», afirmó. Y añadió: «Si lo que vi ayer (por el lunes) es el Carmín, mejor no verlo o no hacerlo». No descartaría incluso suspender la romería de forma cautelar durante uno o más años.

Denunciar a los padres

Soto anunció también que va a solicitar a los servicios de Protección Civil y de la Cruz Roja los datos de los menores que fueron atendidos el lunes por intoxicaciones etílicas para proceder a denunciar a sus padres. Soto consideró «muy lamentable» que, a las cuatro y media de la tarde -apenas hora y media después de la apertura oficial del prau-, ya hubiera que atender a menores y jóvenes con intoxicaciones etílicas. Eso le lleva a replantearse también si se debería retrasar la hora de apertura de los Campos de la Sobatiella, teniendo en cuenta que el desfile -otra tradición en declive- comienza a las cinco de la tarde.

La música amplificada

Pero la romería de este año se vio empañada por otro episodio, que atenta contra la pureza de la fiesta, aunque no era la primera vez que ocurría. Y fue que, hacia las diez de la noche, en dos zonas del prau comenzaron a pinchar música amplificada a un elevado volumen. El presidente Soto les obligó a parar la música y en ambas ocasiones estuvo a punto de ser agredido por una multitud embravecida. «Pasé muchísimo miedo», confesó, ante el grado de violencia que desató su actuación. «En el Carmín la única música que se admite es la de viento», dijo, una postura que comparte una mayoría de los romeros más asiduos. «Si no quieren admitir unas normas mínimas de comportamiento, pues que no vengan, que no les necesitamos para nada», concluyó.

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